En su discurso, nuevamente se plasma la polarización que lo ha caracterizado desde que inició su gobierno, comparando y encumbrando a Miguel Hidalgo y a José María Morelos y culpando a Agustín de Iturbide de todas las culpas del pasado y echando culpas a los oligarcas realistas y a los neoliberales, pasando por los neoporfiristas.
Afirmó que han sido 36 años de oscuro periodo, porque desde el año 1983, nuestro país ha sido gobernada por una minoría rapaz que solo buscó sus beneficios personales.
Se le olvida que el perteneció al partido hegemónico, del que fue su presidente en el estado de Tabasco entre el 83 y el 88, además de ser el autor del himno del PRI.
La lista de temas es larga, pero básicamente de lo que se trata es de debilitar a los contrapesos institucionales del ejecutivo, a los otros dos poderes y a los órganos constitucionales autónomos, por considerar, según él, que no sirven para nada.
Claro que no le sirven a un presidente que de la opacidad en el ejercicio de su gobierno, hace su máxima de actuación.
Claro que no le sirven a un presidente que no considera a la transparencia como un valor democrático y de respeto a los derechos humanos.
Claro que no le sirven a un presidente que no respeta la autoridad electoral como garante de unas elecciones competidas, pero limpias y respetuosas del resultado.
Lo triste del caso es que, sufriendo el gobierno más violento de la historia, en donde está claro que su política de tolerancia al crimen organizado solo ha dado como resultado que, a la fecha, ya se hayan contabilizado más de 179 mil muertos en lo que va del sexenio, no haya presentado una sola iniciativa para tratar de revertir esa dolorosa realidad que lástima a la mayoría de los mexicanos.
Por otra parte, pareciera una broma que proponga atención médica gratuita para todos los mexicanos, después de haber desaparecido el seguro popular, haber creado el fracasado INSABI y haber propuesto el IMSS-Bienestar; después de haber desmantelado el sistema de vacunación; después de haber cancelado recursos para la compra de medicinas para el tratamiento de los niños con cáncer y después de haber creado la “super farmacia” para distribuir medicinas y que se sabe, no tiene medicinas para distribuir o garantizar su entrega.
Sin embargo, en la oposición estamos dispuestos a analizar con responsabilidad las iniciativas presentadas, pero esperamos que las mismas, sean debatidas siguiendo el proceso legislativo correspondiente, para ser aprobadas en esta legislatura o en la siguiente, como aceptó el presidente.
Por mi parte, yo defiendo la constitución, a las instituciones y a las pensiones.
Redacción