Es desafortunado pero estamos viviendo en este país una época bastante turbia, y digo que es desafortunado porque todos de una manera u otra vamos a salir perjudicados, me atrevería a definir este periodo de años como el México turbio, y es que estamos invadidos de momentos demasiado oscuros para el país, para los derechos humanos, para el matrimonio Peña-Rivera, para la economía y muchas cosas más.
En un principio vimos que el pacto por México fue una operación brillante, me refiero a brillante por que el sentar a la mesa de negociación a las principales fuerzas políticas del país y llegar a concretar acuerdos con ellas a pesar de ir en contra de sus propios principios es algo que debe ser reconocido, este gobierno mostraba en ese tiempo cierta destreza y habilidad política al operar dicho pacto, lo que garantizaba cierto punto de estabilidad en algunos sectores. Sin embargo las cosas han ido cambiando. Para ese entonces el nivel de aceptación por parte de los ciudadanos al Gobierno de Enrique Peña Nieto oscilaba entre un 61 por ciento en contraste con 31 por ciento de rechazo, situación que poco a poco y a pulso fue transformándose, y es que para el año 2014 la aceptación ciudadana disminuyó hasta un 44 por ciento, en tanto que la desaprobación creció hasta 52 por ciento, muchos acontecimientos y errores después dieron como resultado que en lo que vamos del 2015, sólo 38 por ciento de los ciudadanos aprobaran la gestión de EPN, mientras que un 57 por ciento la desaprueba, por lo cual la desaprobación de la gestión de Peña Nieto es considerada como una de las más bajas que han tenido los últimos mandatarios de este país. Eso deja en evidencia que las cosas se están saliendo de control, es decir se están pagando las consecuencias de sus errores.
Vemos por un lado que mientras Peña Nieto y su mujer sufren una de las peores crisis de su matrimonio, lo cual por cierto ha sido evidente a partir del escándalo de la casa blanca y el constante deseo de Angélica Rivera de vivir como un personaje del jet set, el país también pasa por una crisis de gobernabilidad, hasta pareciera que ambas cosas van de la mano.
Los acontecimientos de Tlatlaya, Ayotzinapa, Cocula, cambios en la estimación del crecimiento económico, la venta del petróleo y sus fracasadas licitaciones, las constantes violaciones a los derechos humanos, la reforma laboral que no es educativa, los escándalos de corrupción de OHL con funcionarios del Gobierno entre ellos PEMEX-CFE, la fuga del chapo, la muerte del niño en Aquila, han sido factores de incertidumbre y decaimiento del país, y por si fuera poco como cereza del pastel, el Consejo Coordinador Empresarial ya dijo que no hay políticas públicas que permitan generar empleos mejor renumerados, todo lo arriba mencionado ha traído consecuencias desagradables para el país, no se está generando certidumbre para hacer cualquier cosa ni para empresarios, ni para ciudadanos. Aunado a ello (lo cual considero que es reflejo de esas situaciones) según el CONEVAL la pobreza en México sigue creciendo, ubicándose en un 46 por ciento, lo que representa más de 55 millones de mexicanos en pobreza, lo que es casi más de la mitad.
Entonces como dije en un principio, aquí todos vamos a salir perjudicados, ya hemos empezado a ver como los primeros afectados no solamente son el sector rural y los más pobres, ahora también la clase media, ya lo explicó Julio Voltvinik la clase media tiende a desaparecer en México, lo cual genera alarma, porque es ese sector de la sociedad el que sostiene a México. ¿Hasta dónde vamos a llegar?
Para terminar no nos queda más que hacer votos los mexicanos para que EPN deje de pelear con la gaviota, ocurran algunas renuncias en su gabinete y cambie el rumbo de su gobierno, sino también traerá como consecuencia el incremento en la aprobación de los delincuentes con respecto a la del Gobierno.
