Hace unos días, al buscar una verdadera peluquería, de ésas de caramelo azul, blanco y rojo, símbolo del origen del corte peluquero francés, los choferes de una base de taxis se burlaron de un servidor por no querer ir a la estética: “¿para qué quiere que se lo corte un hombre, cuando se lo puede cortar una chica?”
Todo aquél que haya asistido a una peluquería sabe que se podía hablar no sólo de futbol, sino de política; quizás ahí nacieron las primeras conspiraciones, al intercambiar opiniones al ritmo del zigzag de las tijeras y del afilado en la tira de cuero, con el jabón líquido caliente en el recipiente de porcelana. Poco a poco el México clásico y conformista deja de existir.
La vorágine informativa que ha traído este 2016 permite un pequeño análisis sobre cómo se puede manipular o usar en beneficio propio cualquier acontecimiento. Simplemente la telenovela Chapo-Kate se ha prestado no sólo o a eso, sino al escarnio y a la burla completa de un narco que ahora sabemos es humano y enamoradizo.
Dicen las malas lenguas que todo es parte de un montaje para distraernos de lo que realmente pasa en el país: secuestros, levantones, devaluación (que no depreciación) del peso, baja del petróleo y todo el entorno que por casualidad coincide, para muchos fans de la teoría conspiradora es obra creada in situ para desviar la atención de asuntos que, dicen ellos, sí son importantes.
Por supuesto que la nula credibilidad en el gobierno genera todo tipo de especulación, pero unas muy absurdas, no por ser la coincidencia difícil, sino porque en un país con tantos problemas como el nuestro es complicado que deje de ocurrir algo todos los días, además de que la mente detrás de todo debería ser de suprema y controlar desde el clima hasta gente indomable, de acuerdo con la teoría sobre la manipulación de Noam Chomsky.
La mejor parte es que a este país ya no lo cuentean tan fácilmente. Hay mayor poder de análisis de los hechos noticiosos, aunque resalta la parte cómica que desata el tren del mame, pues al cabo los mexicanos aguantamos todo y nos reímos de las desgracias, y eso sí es para no aceptar nuestra triste realidad. Por lo pronto, casi no sobreviven la peluquería y tampoco una noticia sin que surjan, en su caso, una estética nueva o una nota que desbanque a otra.
¿Qué tanto servirá estar bien informados a la hora de elegir nuestro gobierno? Se ha demostrado que sin importar de qué partido provengan todos los políticos quieren llevar agua a su molino y sacar provecho y votos para el periodo que sigue. Si pensamos en todo lo que nos ocurre entonces nadie sufragará, pero alguien debe de tomar el timón de este México que ya no se traga las historias tan fácilmente.
Pregunta para el diablo
¿Qué pasó con los peluqueros?
Imagen de: @vikusan
