Sin duda los cuadros de la política local y nacional se mueven en virtud de los intereses a futuro con los que se pueden construir alianzas y proyectos, algunos llegan a consumarse, otros quedan en el olvido, así, los personajes políticos van construyendo los escenarios en los que pueden sumarse, ser bendecidos y en una de esas ser los beneficiados de la rapaz clase política en nuestro país.
Algunos proyectos son atractivos, unos más con posibilidades a futuro como lo pueden ser ahora mismo cuadros como los de Marcelo Ebrard o Claudia Sheinbaum, así las cargadas comienzan a inclinarse en proyectos que aseguran la supervivencia política de quienes se suman.
A nivel local, el proyecto del ahora gobernador de Puebla Luis Miguel Barbosa Huerta no pinta nada bien a futuro. Mermado por su evidente estado de salud, difícilmente el proyecto Barbosista podría ser atractivo para grupos, empresarios, políticos y demás personajes públicos, pues aunque el mandatario aspirara a ser Presidente de la República (no se ría de esto) nadie en su sano juicio apostaría por su proyecto.
Pero, ¿cuáles serían los escenarios?
¿Ser senador de Puebla? Aunque ya lo fue no podríamos descartarlo, sin embargo, nuevamente es necesario recordar que el estado de salud del ex priista y perredista no es el más adecuado.
¿Ser alcalde? Ni pensarlo… no le da ni lo anteriormente citado, ni los estudios demoscópicos lo colocan como uno de los mejores gobernantes, por el contrario, todas las casas encuestadoras serias ubican Barbosa Huerta en las últimas posiciones de las evaluaciones y aprobación.
Ser diputado federal, ufff, difícilmente el orgullo de alguien que así mismo se dice que “Dios lo dejó para gobernar” le permitiría aceptar un cargo ya de ese nivel.
Sin ningún proyecto a futuro y con una personalidad cuya característica es la traición a los ideales, la traición a sus amigos y a quienes le ayudan a ganar, nadie podría apostar a un futuro político en el barbosismo.
Los pocos que creen en él, son como lo hemos dicho en otras entregas Gabriel Biestro Medinilla, algunos de los levantadedos del congreso local y uno que otro trasnochado que por interés esté aún con él, sin embargo, no hay futuro político con un personaje que ha tenido cambios en su gabinete como cambia de partidos políticos.
Caso contrario sucede con proyectos como el de Claudia Rivera, Alejandro Armenta, Eduardo Rivera o Tony Gali cuya marca continúa vigente, es decir, las cargadas comienzan a voltear a otros proyectos que sí les aseguren supervivencia.
Habrá que recomendarle al gober rencoroso cómo el ex gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle Rosas construyó un proyecto político que le permitió conservar el poder para él y sus grupos, alianzas en el senado y en gobiernos estatales, así como otros organismos de los poderes de la unión.
Lo mismo hizo Enrique Peña Nieto cuando ocupó la gubernatura del Estado de México, pues los proyectos políticos parecían prometedores, apetitosos para la clase política y empresarial al grado de que logró ser Presidente.
Ahora se observan otros proyectos como los de Pancho Domínguez, Mauricio Vila o como los que mencioné de Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum e incluso Tatiana Clouthier, pero el proyecto Barbosa no aspirará a otra cosa que no sea el de concluir lo menos peor posible la administración del primer gobierno presuntamente salido de la izquierda en Puebla, el cual resultó una completa decepción.