Hola hermosas y locas corredoras:
Desde hoy me ceden el espacio para hablarles directamente de corredora a corredora, soy -Estrellita Pronadora- ha pasado un tiempo desde mi debut en carreras y otras más que se vinieron sumando y a una conclusión he llegado; -¡Parar!-
-Sí… pero hasta que la tierra deje un día de girar-
Lo estoy conjugando con mi trabajo y cientos de ocupaciones en casa, es curioso pero mi bolso ya no sólo lleva accesorios de belleza, crema para cuerpo y manos, tarjetas, dinero, zapatos flat, pastillas para el cólico o mi celular, sino que también lleva esos tenis que me acompañan a trotar.
Correr empieza a ser mi gran orgullo y compartir después de cada entrenamiento la foto de cuánto marcó mi reloj:
-No es vanidad, es recordarme que a diario tengo tenacidad-
Mi ropa de corredora comienza a ganar espacio dentro de los cajones de mi habitación, es más… ya no sólo compro ropa para vestir a la mujer, sino que compro también infinidad de ropa para correr.
Un nuevo short, una malla o un top y mejor aún en rebaja, nunca estará de más, y al final sólo llegó a pensar:
-Cómo voy a dejar pasar esta oportunidad-
Y aunque no esté en rebaja si esa prenda me la pruebo y me encanta, de seguro tendré algo que estrenar el próximo domingo de distancia larga, además para eso trabajo, para consentirme y comprarme todo lo que me ha gustado.
Y precisamente lo que más me ha venido gustando es esto de correr, pero la verdad no lo había hecho por la calle, siempre por las tardes saliendo del trabajo había corrido en el parque más cercano.
Y justo de esa primera aventura es de lo que escribí en Mi Diario de Corredora, el de Estrellita Pronadora:
Entre un mar de pendientes, un martes me quedé hasta tarde en el trabajo, entré al bañó de la oficina y ya muy linda me encontraba vestida de corredora ¡Claro! de Estrellita Pronadora, salí de la oficina y me dirigí a la calle, comencé con un pequeño trote para aflojar mis pies, sintonicé mi música favorita, algo lindo que me hiciera ir deprisa, y sin más empecé a correr, pero kilómetros adelante…
-Trabajadores de la construcción-
- Amiga quiero que seas mi maestra de tercer grado para que me pases al cuarto.
- Estás tan rica que te comería con todo y ropa de corredora ¡Sabrosa!
- Tú y yo… haríamos gritar hasta el colchón.
¡Dios mío! he visto documentales de animales donde las cebras tenían que cruzar al otro lado del río, pero no sin antes pasar por entre cientos de cocodrilos, para mí fue algo similar, donde todo aquello podría decir que fue lo más “cursi” que pude escuchar.
Aun así seguí, con el coraje de nada poder decir, corrí por debajo de la banqueta y me percaté que un auto me seguía, sólo pensé; -¿Ahora qué?-parecía un auto costoso y ¡Claro! dentro un tipo por demás odioso:
- De quién corres? ¿De mí? Ya te alcancé, (Su estúpida risa escuché)
- Estrellita Pronadora que bonito nombre se lee en tu playera, en esa bonita parte ¡trasera!
Tomé aire y enojada paré, el tipo se sorprendió, me acerqué a su ventana y le pude elegantemente contestar:
-Con gusto me puedes acompañar… sólo que con ese enorme estomago que tienes, la verdad no creo que me puedas alcanzar-alcanzar-
Rápidamente me di la vuelta y seguí, más adelante dos corredoras me pasaron a muy buen paso, pero al hacerlo ambas murmuraron:
-¿Viste qué lento va?- –Sí, que calamidad-
Ni lo pensé, apreté el paso y las pude alcanzar e incluso pasar y al hacerlo les pude decir:
-Bebés no se sientan mal, algún día mejorarán-
Pensé que ya todo había pasado, pero no, al llegar a mis últimos pasos de repente… –tropecé- y el suelo rápidamente visité, la vergüenza, los raspones, el golpe, incluso los insultos o la falta de educación -¿Fue lo que más me dolió?-
-¡No!-
-Dolor… dolor es golpear tu hermoso y costoso reloj con monitor y que éste simplemente veas que ya no sirvió-sirvió-
Aquel que me acompañaba, el que me decía que tan lento o deprisa me encontraba, al que incluso decenas de entrenamientos aún no le descargaba, el que a diario me mostraba que yo simplemente mejoraba, porque sabemos que cuando correr se empieza a ser tan tuyo y tú de él, todo esto por sencillo y trivial que parezca sólo las locas corredoras lo podemos llegar a entender.
Así que sabiendo esto y sobre todo para no sentirme mal, quizá es una buena oportunidad para volver a estrenar.
Y a ti corriendo en la calle, ¿Qué cosas te han pasado?