El Día Internacional de la Mujer surgió de los diferentes movimientos obreros a finales del siglo XX en América del Norte y Europa, la lucha fue por mejores condiciones de trabajo, pago equitativo y no represión, como sucedió a finales del siglo XIX en Nueva York en la fábrica de algodón en la que estalló una huelga que terminó con la muerte violenta de más de 100 empleadas.
Desde 1975 las Naciones Unidas celebraron el Día Internacional de la Mujer, durante el año internacional de la mujer, en 1977, la Asamblea General adoptó una resolución en la que se proclamó el Día de las Naciones Unidas para los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional, que los Estados miembros pueden celebrar cualquier día del año siguiendo su tradición histórica y nacional, sin embargo, a nivel mundial se estableció el 8 de marzo como día para la reflexión y el reconocimiento a cada una de las mujeres que con sus actos han fortalecido el papel de la mujer en sus países y comunidades, los crecientes movimientos de las mujeres por sus derechos durante el siglo XX han incrementado la participación de las mujeres en la política y la economía y se ha avanzado en la promulgación de sus derechos, aún falta mucho para que la población femenina pueda ejercer todos los derechos e impacte aún más en el campo laboral.
En nuestro país con el Programa Nacional para la Igualdad de Oportunidades y no Discriminación contra las Mujeres (PROEQUIDAD), uno de los objetivos del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) es “fomentar la igualdad de oportunidades económicas entre hombres y mujeres, a través de la promoción de medidas de carácter afirmativo desde la perspectiva de género que contribuyan a eliminar los principales problemas que enfrentan las mujeres al integrarse al mercado laboral”.
En México hay muchos prejuicios que impiden que las mujeres participen en el mercado laboral, aunque sí ha habido un incremento, en 1970, 17 de cada 100 mujeres desarrollaban actividades económicas, actualmente son 35 de cada 100, el número ha aumentado por la necesidad de incrementar los ingresos hacia los hogares y la baja en la tasa de natalidad.
Se argumenta que las mujeres tienen como principal compromiso su familia, sin embargo datos del Inmujeres revelan que la participación femenina ha aumentado de manera sostenida entre los 15 y los 54 años, las mujeres que ingresan al mercado laboral no se retiran cuando tienen hijos, se mantienen activas económicamente durante un periodo mayor a su etapa reproductiva, las mujeres divorciadas tienen mayor participación (71 de cada 100), les siguen las separadas con el 63 % y las solteras con un 38%.
Actualmente 4.6 millones de hogares mexicanos son sostenidos por mujeres.
Hay patrones que consideran que el costo de emplear a mujeres es más alto por su condición reproductiva y el cuidado de sus familias, piensan que se ausentarán muchas más veces que los hombres, pero datos de la Encuesta sobre Costos laborales Diferenciados por Sexo en México, elaborada por la Organización Internacional del Trabajo en el 2000 y la Secretaría del trabajo y Previsión social indican que aún considerando las licencias por maternidad, el porcentaje de licencias concedidas es más alto en los hombres, según muestras tomadas en maquiladoras.
Aunque ha habido un aumento considerable en la participación de la mujer en el mercado laboral, hay mucho por hacer ya que a nivel ejecutivo sólo el 4.9 % de los puestos directivos corresponde a las mujeres, impacta en esto el acceso a la educación y la oportunidad de desarrollo en el campo profesional.
En la Convención Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer, de la ONU, se ha dictado: Que las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres respecto a la selección de empleo, el derecho a la remuneración y trato igual, el derecho a la protección de la salud incluyendo los derechos reproductivos, prohibición de la discriminación en torno al embarazo, licencia de maternidad, estado civil, licencia de maternidad pagada sin pérdida del empleo previo, prestaciones de servicios sociales que permitan a los padre combinar la vida familiar con el trabajo.
Se han dado pasos, pero las mujeres deben conocer sus derechos y hacerlos cumplir y los empleadores dejar atrás los prejuicios y fomentar la equidad de género en las empresas.
Imagen de: www.eltrece.mx