Por @alejandrocidmx
Vivimos en un México cambiante. Un México en el cual su gente está llegando al punto de no saber qué quiere o hacía dónde girar y esto, no es culpa de gobernadores, políticos o colores; es culpa de una mentalidad cerrada y distorsionada en la cual, todos creemos que tenemos la razón y que los demás deben adaptarse a nosotros.
En este son, hablo sobre el “huachicol”, que si bien, nadie sabe en dónde se originó el término, muchos sí sabemos en qué lugares se lleva a cabo, por quién, el costo y hasta bajo la cobija de qué autoridad.
“Si PEMEX y los políticos roban, nosotros también tenemos el derecho de hacerlo” este es el lema bajo el cual operan estos grupos delictivos y la arenga que el pueblo está tomando como defensa de esta actividad. Ahora resulta que si un perro te ladra en la calle, te paras y te pones a ladrarle también. Bendita la forma de pensar del mexicano. Seguro que llegaremos muy lejos con esa mentalidad.
En días pasados vimos como un grupo armado (¿cuándo no lo están?) de huachicoleros, emboscaba a un convoy del ejército, abriendo fuego y causando heridos y bajas. Reacción normal fue que los militares abrieran fuego repeliendo la agresión, detuvieran a varios de estos delincuentes y a uno le dieran un tiro pese a que ya estaba sometido, esto último provocando la indignación de alguno que otro persignado o habitante de la “república amorosa”.
Pero bien, analizo lo siguiente. ¿Qué hubiera pasado si esos delincuentes hubieran causado la muerte de algún civil común y corriente? ¿Cómo habría reaccionado la sociedad si una de esas camionetas cargadas con combustible robado y que circulan a gran velocidad por los terrenos por donde escapan, hubiera atropellado y hecho pedazos a un infante o persona de la población de la que se trate? ¿O qué pasaría si, circulando por la autopista tiene un percance y explota provocando la muerte de otros que nada tenían que ver y cuyo único error fue ir detrás de ella? ¿Entonces y solo si hubiera pasado esto pediríamos las cabezas de estas escorias? ¿Mientras no nos pase a nosotros, no nos quejamos? ¿O cómo funciona el razonamiento del mexicano?
En países como Estados Unidos la delincuencia no avanza gracias a sus castigos, penas y condenas, una de ellas, la pena de muerte. Cierto, no es un país exento de delincuencia, pero ésta, no crece a escalas como lo ha hecho en nuestro país y esto gracias a que los gringos no se tientan el corazón con aquellos que dañan su estilo de vida o patrimonio, atentan contra sus instituciones o lastiman a su sociedad. ¿Será que por eso van marchando como soldaditos y andan en los primeros lugares casi en todo? ¿O será que los mexicanos exigimos estos castigos, penas y condenas solo hasta que nos ocurre algo a nosotros mismos o a nuestros familiares y mientras no, juzgamos de animales a todos aquellos que tratan de hacer prevalecer la justicia?
El huachicol no se extinguirá con “pedir a los delincuentes que ya no lo hagan”, esas propuestas mesiánicas funcionan solo en la mente de un loco. El huachicol se va a terminar, primero, deteniendo a altos funcionarios, presidentes municipales, mandos policiacos y por qué no a gobernadores corruptos; después eliminando a los delincuentes, ya que aunque capturen a sus jefes, se quedarán con este mal hábito o en ausencia, llegarán a cometer otros crímenes que les dejen o reditúen igual que el anterior, entonces sí, la sociedad empezará a pedir que los desaparezcan de tajo.
Los huachicoleros han creado su propio mundo, un mundo donde reina la violencia, el alcohol, las drogas, las mujeres, el libertinaje, y esos vicios, cuesta desprenderlos del alma del ser humano. El llegarlo a tenerlo todo y el llegar a no tener nada, afecta de manera drástica a la psique humana, la degenera, la exaspera y hace que la persona busque a como dé lugar, el volver a tener todo eso que lo hacía sentir completo. El llegar al mismo punto, ya sin el negocio del huachicol, va a generar que estos delincuentes se dediquen a realizar actos más despiadados contra su sociedad, actos que lastimen más a las personas que día a día trabajamos honradamente para tener algo, actos que harán que la niñez copie esos modelos (como hasta ahora) y los degenere aun más.
Decía mi abuela a la que siempre consideré sabia… vale más un manazo a tiempo y en este caso, vale más un balazo a tiempo…
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