Susanito Corredor y 3,500 locos más estaban listos, y de pronto se escuchó el ¡BAM! De la pistola, y así todos hacia delante en aquel ya tan clásico 10k de su ciudad, entre porras, gritos y aplausos, Susanito empezó a grabar con su celular cada uno de sus primeros pasos que lo vieron arrancar.
-Todo lindo, todo alegre, el sol pegando de frente, y hasta que de repente…Se le apareció aquella maldita-
Ahí estaba bien paradita, como esperándolo al pasar, hasta podría vérsele con una malévola sonrisa, ya se sabía que era una traicionera, esa maldita no tenía compasión, era simplemente una… una que no tenía corazón.
Susanito Corredor pensó; -¿Pues qué no se había ido de mi vida ya?- -¿Por qué se me aparece aquí?- pero no… esa maldita no tenía palabra y decidió volver en el momento más injusto, y ése era dentro de su carrera.
Por la mente de Susanito pasaron nervios, preocupación, y hasta ganas de abortar la misión, pero también pensó; -¡Ah no! si ya hasta pagué, yo quiero tener esa medalla colgada en mi pared-
Pero una cosa era lo que Susanito dijera o pensara y otra lo que aquella maldita le ordenara, y así sin más aquella malditase le unió totalmente a cada uno de sus pasos, Susanito sólo de ladito la veía y casi le decía; -Por favor, por lo que más quieras déjame en paz o es más; sólo permíteme terminar este 10k-
Pero aquella maldita ni se inmutó, e incluso más y más se le hizo presente a Susanito, como iría de angustiado que hasta su clásico selfie, aquel que siempre se tomaba al pasar su primer kilómetro, en esta ocasión a Susanito hasta se le olvidó.
Susanito Corredor en cada paso iba soportando a esa maldita, algunas personas del público se percataron de su presencia y aun así le gritaban; -Vamos muchacho tú no le hagas caso-
Pero al 3k Susanito se detuvo y enfadado le gritó; -¿Te vas o te quedas? pero a mí déjame llegar hasta la meta-
Pero aquella maldita seguía sin hacer una tregua, por lo cual Susanito decidió no seguir su juego, así que se fue yendo más y más lento, esperando a que aquella finalmente se fuera.
-Pero no… no fue así, aquella maldita seguía ahí-
Una persona de las asistencias se percató de su presencia, rápido corrió hasta Susanito y le dijo; -¿Amigo te puedo ayudar?- ¡NO! Con ella yo solo voy a lidiar.
Así con esa tremenda terquedad Susanito siguió, incluso ya ni las canciones de cumbia villera que traía preparadas en su playlist lo ayudaron a olvidarse de aquella maldita, ni eso ni mucho menos el saber que en el kilómetro 7 había que sonreír porque en la foto seguro iba a salir.
Se llegó el kilómetro 8 y Susanito volvió a parar, de repente ante la mirada atónita del público Susanito la comenzó a golpear; -Dios mío que escena aquella-
Pero de nuevo la terquedad de Susanito lo hacía seguir y pensar; -Con ésta, sin ésta o a pesar de ésta yo llego a la meta-
Y así a tan sólo un kilómetro por llegar, con lágrimas en sus ojitos, casi adelantito de la ambulancia, Susanito extra limitó su tolerancia, por lo cual no pudo más, se tiró al suelo y comenzó a gritar:
-¡Ay maldita, maldita y mil veces maldita-
Así es, aquella maldita…era esa lesión, aquella con la que había venido corriendo casi toda la carrera, aquella maldita que lo aquejaba ya desde semanas atrás en su rodilla, y a la cual había subestimado, ni el irse más lento, ni mucho menos golpearse la rodilla, ni las frases de auto motivación, hicieron que cediera su dolor.
Susanito seguía en el suelo, todo mundo rápidamente fue en su ayuda, los servicios médicos se dispusieron a atenderlo una vez más, pero; de repente… -¿Qué pasó?- como ave fénix de entre cenizas resurgió; -¡Déjenme quiero acabar!- fue lo que se logró escuchar, y ahí va Susanito paso a pasito, lento como pluma que lleva el viento.
La ambulancia le cedió los honores para que pudiera entrar antes que ella, así solito a la meta después de 1:56:45 segundos Susanito logró terminar ése su fatídico 10k.
Susanito al final no sólo recibió su medalla y kit de recuperación, sino también interminables aplausos y ovaciones, eso y también un sin número de analgésicos y desinflamatorios, costosas terapias de rehabilitación, y claro… dos lindos meses de total inamovilidad.
Susano Moraleja:Cuando el cuerpo grita algo, cuando pide parar, el hacerlo no significa ser una persona perdedora, sino una muy inteligente que sabe cuidar de su persona.
Korridori Merino.