En ocasiones las personas no parecen tener nada en común,

Pero son esas ocasiones las que terminan convirtiéndose en únicas e irrepetibles.

A veces pueden pasar horas para saber que fueron unidos eternamente con un beso.

Un beso rebelde, un beso ansioso, un beso quemante.

Hasta ese entonces no sabía lo que era amar,

No sabía que en tus manos era yo un volcán,

Que tus manos de lava hacían cenizas cada parte de mi,

Haciendo que mis pulmones ardan con cada respiración.

¡Oh! Que sublimé sensación la que me haces padecer.

Me arrebatas, tomas de mi todo,

Y cuando me besas, tus labios me acarician de una forma tal

Que consigues besar mi alma, y es que tu no maquillas nada,

No te ocultas ni te guardas, y te amo y me amas,

Y cada palabra y cada caricia se graba en mi

Y se adhiere a mi adn como todo lo que me haces sentir.

En ocasiones las relaciones son como las tormentas,

Fuertes, intensas, poderosas, irresistibles.

Y lo que pareciera ser un caos, es en realidad un fuego que da vida,

Que se extiende en el interior de los amantes que conjugan sus alientos,

Que se arrancan sonidos indecibles, que se exigen en cada beso

Y que se adentran en la bruma espesa del deseo.

A veces y por alguna razón aparecen amantes en el mundo,

De esos que caminan juntos hasta el cielo,

De esos que buscan ser todo y nada.

Amantes eternos, amantes como tu y yo.