Reconocer las desigualdades existentes en nuestro país, fue el primer paso para la conformación de la propuesta del entonces candidato a la Presidencia, Enrique Peña Nieto. El objetivo: reducir la brecha social, que aumentó sustancialmente en la última década.
Con esa visión, propuso un proyecto reformador para México, que logró la confianza ciudadana y lo llevó a la Presidencia de la República.
Esta propuesta reconocía también, que lograrlo, -entonces y ahora- requiere de la suma de todos los actores, no solo los políticos, sino fundamentalmente de la sociedad en su conjunto.
A los actores políticos los convocó a un gran Pacto por México que permitió construir los acuerdos políticos para retirar obstáculos anquilosados y hacer a nuestro país más competitivo.
Las reformas estructurales se realizaron con visión social, pensando en todo momento en mejorar la vida de las familias mexicanas.
La propuesta convertida en Plan de Gobierno está en marcha. Iniciaron las intervenciones para abordar con acciones específicas los campos de acción social, mediante la formulación y en muchos casos, la reformulación de políticas públicas, que incidieran en todos los sectores de la población.
Los actores sociales, hicieron suyas estas acciones de política social, ejemplificar cada una de las acciones emprendidas y la forma en cómo han transformado la vida de muchas familias mexicanas, nos llevarían cientos de páginas, menciono sólo dos: Por ejemplo, allá en nuestras comunidades las mujeres empezaron a registrarse en el programa de seguro de vida de madres jefas de familia, porque su preocupación es evitar que sus hijos/as queden en el desamparo si ellas faltan; o, reconociendo que la pirámide poblacional se revierte y que pronto seremos más adultos mayores, el programa de 70 y más, se reformula para beneficiar a la población desde los 65 años; o, las reglas de operación del Fondo para la Infraestructura Social (FISM), hoy las autoridades municipales han tenido obligatoriamente que usar este recurso federal que se les asigna, solo para obras de drenaje, agua o energía eléctrica, hasta que primero, todas sus comunidades cuenten con estos servicios básicos que sin duda dan una mejor calidad de vida para sus habitantes.
Sin embargo, los últimos acontecimientos conocidos por todos, han requerido de acciones específicas para enfrentarlas y nuevamente el Presidente Enrique Peña Nieto, ha puesto en la mesa de debate la formación de una agenda que permita no solo enfrentar, sino solucionar, el problema público que hoy vivimos. Si revisamos con responsabilidad cada una de las 10 acciones propuestas, encontraremos que se interviene en causas y factores generadores del problema.
La mayoría de los mexicanos y mexicanas, hemos aprendido que la forma real de sobreponernos a los obstáculos que la nación ha vivido, es a través de la unidad y no de la confrontación.
Sobre todo, la mayoría de los mexicanos y mexicanas hemos empezado a comprender, que las soluciones a los grandes problemas, requiere de aceptar, que todos/as hemos abonado por acción u omisión a los problemas que hoy enfrentamos, y que las generaciones del presente y las que vengan por delante, deberán convertirse también en generadoras de soluciones.
En nuestras familias, seguramente todos/as hemos vivido momentos complejos, de los cuales nos sobreponemos, en el momento en que reconocemos lo que dejamos de hacer en lo individual, y nos decidimos, a ser parte de la solución.
Así debemos dimensionarlo en nuestra nación. Estoy convencida de que el Presidente Peña Nieto ha tenido la capacidad de poder mantener el timón hacia el destino de la transformación y el desarrollo.
Dicen los expertos que democracia política y reformas económico-sociales son dos caras de un mismo eje para edificar una sociedad menos desigual (Pereyra Carlos, 1990). A dos años, sería una mezquindad no reconocer los esfuerzos realizados en ambas dimensiones.