Entramos al 2016 año de una intensa actividad política. Elecciones en 13 estados de la República, mil 365 cargos de elección popular, 12 gubernaturas, 388 diputaciones por ambos principios y 965 ayuntamientos.
Año que ha iniciado con el triunfo contundente del PRI en el estado de Colima.
Y Puebla se enfila hacia la determinación de la candidatura para Gobernador/a de nuestro Estado, ya que por primera vez en la historia de nuestro Estado, dos destacadas mujeres con perfil muy completo, están en la puja para convertirse en quien podría ser la candidata del PRI a la gubernatura.
Buen momento para reflexionar en el entorno. ¿Por qué y para qué queremos lograr el triunfo del PRI en el mes de junio?
El escenario sin duda es de alta competitividad. Será la primera vez que en Puebla testimoniemos el desempeño del nuevo Organismo Público Local Electoral del estado de Puebla (OPLE) garante de que el proceso se conduzca con certeza jurídica. Pero con la certeza de que con la experiencia de los comicios del 2015, el INE asumirá ese esquema de colaboración con el órgano estatal, con mejores decisiones y perfeccionando los instrumentos jurídicos que guiarán su acción en esta elección, a través de los compromisos que establezcan ambas partes para la organización y vigilancia del proceso electoral.
Todas y todos hemos testimoniado el ejercicio del gobierno en funciones, desde todas las trincheras donde hemos estado y no podemos ocultar las nuevas realidades presentes en Puebla como consecuencia de ese ejercicio, por ello necesitamos que las nuevas autoridades construyan mecanismos de atención con una mirada social.
Acercar a los municipios las oportunidades de bienestar de la zona metropolitana, desde una representación que sea sensible a las causas sociales, se hace urgente.
Ratificar o rectificar las políticas públicas que permitan atemperar desigualdades y encaminarlas hacia el abatimiento de la pobreza, es necesario. Puebla aumentó su población en pobreza 2.1%. En 2012 había 3 millones 878.1 personas en pobreza y para 2014 esta cifra se incrementó a 3 millones 958. 8 personas (CONEVAL, 2014). El pendiente es enorme todavía.
Privilegiar la ética de los derechos y de la justicia para resolver conflictos, prioritario en Puebla.
Revisar las decisiones legislativas que resultaron contrarias a las poblanas y poblanos para reconstruir una cohesión social fundamental.
La inseguridad no es sólo una percepción, es sin duda amenaza a Puebla, no sólo la que tiene ver con la delincuencia común, también ahora con la delincuencia organizada y el grave incremento de asesinatos de mujeres que se presenta lamentablemente en nuestro Estado, requiere de una atención urgente.
Y estos podrían ser sólo algunos de los temas que habrían de abordar nuestras próximas autoridades de gobierno y por ello en el PRI no podemos dejar pasar esta oportunidad. En todos los rincones de nuestra entidad la necesaria unificación de los esfuerzos de priistas, a la par con la sociedad en su conjunto es la clave para lograr ganar la elección y a eso estamos abocados los priistas.
Retomar el proceso de transformación de nuestro Estado, sí, pero a partir de un ejercicio de la autoridad que prevea los mecanismos, los procesos y las instituciones a través de las cuales los ciudadanos ejerzan sus derechos, cumplan con sus obligaciones y resuelvan sus diferencias, es decir administrar los asuntos de nuestra entidad, aplicando dos conceptos fundamentales en la práctica política: 1) El de gobernanza para asegurar las prioridades políticas, sociales y económicas basadas en un consenso en la sociedad; y, 2) El de buen gobierno que implica un proceso de gobernabilidad, en el que el Estado garantiza el cumplimiento de la ley, dando lugar a la sociedad civil y garantizando un real Estado de Derecho.
Ello nos remite a la responsabilidad de ejercer nuestro derecho a votar el domingo 5 de junio.
Derecho que para Puebla representa además de un acto de ley y justicia, un acto de reconciliación para las poblanas y los poblanos. Y por eso el 2016 es el Año del PRI para Puebla.
