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Viernes, 11 Enero 2019 09:52

Entre 10 y 15 por ciento de los casos de cáncer de mama se deben a herencia genética: UNAM.

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En México, anualmente hay casi 20 mil nuevos casos, y de ellos, en poco más de dos mil se detectó alguna variante genética.

 

Actualmente, en México el cáncer de mama está clasificado como un problema de salud pública por su incidencia, la más alta entre todos los tipos de cáncer, y por su mortalidad e impacto en las familias de las pacientes. Hoy se sabe que entre 10 y 15 por ciento de los casos se deben a la herencia genética, pero lo que se hereda no es el cáncer, sino el gen que hace a alguien susceptible a la enfermedad, indicó Felipe Vaca Paniagua.

 

El investigador de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM indicó que cada año hay casi 20 mil nuevos casos, y de ellos, en poco más de dos mil se detectó alguna variante genética. El problema crece porque en algunas familias hay portadores de variantes que predisponen al cáncer heredofamiliar.

 

El cáncer de mama también representa un problema económico y social grave, pues los costos de tratamiento y hospitalización son de 200 mil a 300 mil pesos por caso al año.

 

El universitario, quien dirige un equipo que describió nuevos genes presentes en este tipo de cáncer, comentó que su interés era estudiar las determinantes genéticas de susceptibilidad en pacientes mexicanas.

 

Una determinante genética es una variante o mutación en un gen, que afecta su función; en este caso, condiciona la susceptibilidad al cáncer de mama.

 

 

Cada año, casi 20 mil nuevos casos cáncer de mama.

Según el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva de la Secretaría de Salud, de las 291 mil 637 mujeres mexicanas que murieron en 2015, 13.9 por ciento fallecieron por cáncer. De estos decesos, 15.4 por ciento se debió a cáncer de mama; 9.9 por ciento de cuello del útero; y 5.9 por ciento por cáncer de ovario.

 

En algunas familias hay portadores de variantes genéticas que predisponen al cáncer heredofamiliar; entonces, puede ocurrir que en una familia hasta cinco o seis mujeres sufran cáncer de mama, de ovario o de endometrio; en el caso de los varones, de páncreas, piel (melanoma) o de mama.

 

Además, que dentro de los dos mil casos en los que se detectó variante genética, algunos tengan al mismo tiempo dos tipos de cáncer, como de mama y ovario (tumores sincrónicos), o un tumor en cada mama (enfermedad bilateral).

 

En un estudio piloto en el INCan, Vaca Paniagua y colaboradores analizaron la prevalencia de las variantes genéticas en pacientes con una agregación heredofamiliar, y con cáncer de mama.

 

“Estudiamos los genes BRCA1 y BRCA2, y en aproximadamente 10 por ciento de las pacientes encontramos alguna alteración. En términos generales, cuando el cáncer de mama o de cualquier otro tipo se debe a alguna variante genética, el curso clínico es más agresivo que cuando se debe a otros factores de riesgo”.

 

 

Método

Después de ese estudio, los investigadores diseñaron un método de análisis para estudiar un panel ampliado de 143 genes asociados a más de 80 enfermedades oncogénicas hereditarias, incluido cáncer de mama.

 

A partir de muestras de sangre extraídas a 327 pacientes de la Ciudad de México y de los estados de México, Morelos, Guerrero y Colima, con el nuevo método analizaron el ADN en un equipo de secuenciación masiva del Laboratorio Nacional en Salud de la FES Iztacala.

 

“Detectamos sólo una variante patogénica en 16 por ciento de las pacientes, lo que significa en términos genéticos que el cáncer de mama hereditario es bastante heterogéneo”, indicó Vaca Paniagua.

 

Nuestro ADN está formado por cuatro nucleótidos o bloques de información, si falta uno en un gen, es suficiente para que se altere su funcionamiento. “Es el determinante genético para que la enfermedad se desarrolle en los miembros de la familia que hereden la alteración”, apuntó.

 

Los expertos implementaron una prueba adicional que les permitió identificar una deleción (tipo de mutación genética en la que se pierde material genético, desde un solo par de nucleótidos de ADN, hasta todo un fragmento de cromosoma), que llega a ser de poco más de 15 mil nucleótidos en el gen BRCA1.

 

“Esta deleción elimina un segmento importante del gen y lo desactiva. Esta variante patogénica es conocida como mutación fundadora, tiene un origen ancestral común, viene de una misma persona; fue descrita en 2007 y es muy frecuente en nuestra población”, resaltó.

 

A partir de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), los investigadores diseñaron otro método que les permitió identificar esta variante genética con alta sensibilidad.

 

“La prueba que implementamos en el Laboratorio Nacional en Salud fue exitosa porque nos permitió identificar que la tercera parte de las mutaciones en el gen BRCA1 es la misma pérdida de 15 mil nucleótidos, es decir, la mutación fundadora”.

 

Al combinar la secuenciación masiva en paralelo y su método de PCR, encontraron que 16 por ciento de todas las pacientes tuvieron una única mutación observada en uno de 23 genes distintos.

 

“Casi la mitad de las pacientes (46 por ciento) con mutaciones las tuvieron en los genes BRCA1 y BRCA2, lo que coincide con lo que se ha reportado en estudios de otras poblaciones. En el resto detectamos una mutación patogénica en 21 genes adicionales, los cuales aún no han sido estudiados en México ni en el resto de Latinoamérica”.

 

Los resultados de este trabajo son el fruto de la colaboración de instituciones de salud y de investigación nacionales e internacionales, y fueron publicados en septiembre de 2018 en la revista suiza Cancers.

 

Tres nuevos genes

Otro hallazgo importante fue el de tres nuevos genes –el MSR1, el PDE11A y el LIG4– que no están asociados al cáncer de mama, pero que tienen una variante patogénica que desactiva su función. Por cada uno de estos tres genes se encontraron dos pacientes con una mutación.

 

Se asocian a otros tipos de cáncer, pero no al de mama. Su hallazgo es de importancia internacional, pues conforme haya más evidencia, se podrá comprender su implicación.

 

“Debemos considerar la ampliación del número de genes que se analizan en cualquier paciente que se sospeche sea portadora de una variante genética, pues si sólo estudiamos los genes asociados, no habríamos detectado estos tres nuevos, y las mujeres que los portaban se habrían ido a su casa sin un diagnóstico molecular del origen de su enfermedad”, concluyó.

 

 

 

 

 

 

 

 

Con información de UNAM.
Imagen de UNAM.

Miriam Peralta

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