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Jueves, 28 Abril 2016 10:43

Encuentran piezas arqueológicas en la construcción de la L3 del tren eléctrico de Guadalajara

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Como resultado de los trabajos de salvamento arqueológico realizados por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en la capital jalisciense, el Museo Regional de Guadalajara exhibe un conjunto de piezas que dan cuenta del devenir histórico de la metrópoli fundada en 1542, durante la Colonia.

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El rescate que integrantes de la Dirección de Salvamento Arqueológico de esta institución llevaron a cabo entre julio de 2015 y febrero de este año se dio a partir del proyecto de construcción de la Línea 3 del Tren Eléctrico Urbano, que atraviesa el centro histórico de la ciudad y abarca un tramo de 22 kilómetros para comunicar los municipios de Zapopan, Guadalajara y Tlaquepaque.

Un conjunto de ocho piezas semicompletas, 21 fragmentos cerámicos y 11 restos óseos animales, entre otros objetos, además de infografías y carteles con fotografías, reunidos bajo el título Relatos de un pasado bajo el asfalto. Arqueología urbana en Guadalajara, constituyen los hallazgos más representativos de este proyecto encabezado por la arqueóloga Janis Rojas, del INAH.

La investigadora, quien también tuvo a cargo la curaduría de la exhibición, informó que el objetivo es compartir el proceso de salvamento en la ciudad tapatía y destacar la importancia de las obras de construcción de medios como el tranvía y los primeros trenes eléctricos, sin los cuales no se tendría acceso a estos contextos arqueológicos.

La experiencia acumulada en la construcción del metro de la Ciudad de México, especialmente en la Línea 12 que es la más reciente, permitió a los expertos del INAH establecer un plan de trabajo en la capital jalisciense.

Mientras que en la mayor parte del trayecto de esta nueva línea de transporte los objetos hallados fueron pocos y aislados, el trabajo de salvamento se intensificó en el centro histórico, debido a que arrojó un buen número de evidencias, especialmente en las áreas que circundan la Catedral y el Templo de San Francisco, dos de las edificaciones más antiguas de la ciudad.

Fragmentos de cerámica, restos óseos animales, vestigios de drenaje, botellas de vidrio y artefactos que fungían como piezas para el juego conocido como tejos dan cuenta de los usos y costumbres de la sociedad tapatía desde el siglo XVI hasta tiempos modernos.

De las excavaciones en torno a la Catedral, realizadas en la avenida 16 de Septiembre entre la calle Pedro Moreno y avenida Juárez, se recuperaron desechos de lo que pudieron ser puestos ambulantes o tianguis que solían colocarse alrededor de las iglesias en la época novohispana.

Pedacería de ollas y platos de diversos estilos cerámicos, entre los que se encuentran vajillas de las primeras mayólicas mexicanas, indica una secuencia de ocupación desde el siglo XVI hasta fechas modernas. También fueron encontrados restos óseos de animales domésticos (algunos de ellos cocidos) como caballo, burro, chivo, borrego, vaca, guajolote, cerdo y aves de corral, evidencias de las costumbres alimentarias de la población a lo largo del tiempo.

Con relación a los drenajes, fechados en las épocas colonial y porfiriana, se ubicaron fragmentos de diversos tipos: caño, albañal (que son los más modernos) y tabique con argamasa (que corresponden al periodo porfiriano).

A lo largo de la avenida 16 de Septiembre fueron ubicadas cimentaciones de casas antiguas que debieron ser derrumbadas alrededor de la década de los 60 del siglo XX, cuando la vía fue ensanchada para mejorar el flujo vehicular. Asimismo, en los alrededores del Templo de San Francisco se identificaron cimientos del antiguo templo y restos óseos humanos en muy malas condiciones, que no serán mostrados en esta ocasión dado que se encuentran en proceso de estudios de antropología física.

Entre los objetos exhibidos sobresale un jarrón (completo al 80%) que al ser encontrado tenía dentro un hueso de chamorro de cerdo sin cocer. Este hecho llamó la atención, comentó Janis Rojas, “porque la posición, la cercanía con las evidencias arquitectónicas y las características del jarrón hacen suponer que es un tipo de ofrenda a la construcción que los peones o albañiles realizan en varias partes del país, y lo hemos observado incluso en épocas recientes en el centro de México. Es muy factible que esta pieza pudiera haber sido colocada en el sitio por algún individuo portador de dicha costumbre”.

La exposición Relatos de un pasado bajo el asfalto. Arqueología urbana en Guadalajara finalizará el 31 de julio en el Museo Regional de Guadalajara, ubicado en Liceo 60, Centro Histórico de Guadalajara, Jalisco.

 

 

 

Información e imagen de: inah.gob

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