Ronda Rousey ha dejado claro que quiere ir en contra de la WWE y todo lo que signifique “llevar en paz la fiesta”, y es que la peleadora ha puesto más tensión con la empresa de lucha libre gracias a su esposo, Travis Browne, quien también es peleador de la UFC y que se ha sumado a la polémica .
Lo que se ha convertido en abucheos por parte de la afición, así como las faltas de respeto de Becky Lynch, han hecho que Ronda se lanzara contra los fans de WWE y contra la lucha libre en general. Días atrás la peleadora se puso en contra de la empresa norteamericana al declarar que la lucha libre es un espectáculo falso donde todo sigue un guion escrito.
Esto llevó a que Rousey se saliera de control, llegando a golpear a réferis, y el lunes pasado no fue la excepción, pues se fue en contra de ellos además de personal de seguridad. Fue así que Travis Browne, que se encontraba en primera fila le soltó un codazo a un miembro de la seguridad que intentaba calmar a la campeona de RAW.
Esto llevó a que la WWE tomara acciones en contra del peleador de MMA. “WWE puede despedirme cuando quieran. Con gusto me iré a casa y viviré feliz con el amor de mi vida. WWE puede ponerme toda la seguridad que quieran, pero no pueden controlarme. WWE pueden ponerme las multas que quieran. No pueden controlar mi dinero. Todos tienen suerte de que mi marido estuviera allí para detenerme. Ahora que se le ha prohibido volver a RAW su suerte se ha acabado“, destacó Ronda a través de su Instagram.
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