En la época del Imperio Romano se elaboraban panes redondos con miel, nueces, dátiles e higos durante las fiestas relacionadas con el solsticio de invierno. A dicho pan se le escondía un haba y quien la encontraba era nombrado rey por un día.
Esa tradición permaneció durante la Edad Media, pero esta vez se realizaba con motivo de la celebración de la Navidad, la cual llegaba a su fin con la cena del día de los Reyes Magos, costumbre que Felipe V importó de Francia a España.
Fue durante el reinado de Felipe V que se preparó una rosca para la cena de Reyes. En el pan también se escondió un muñeco de porcelana para representar la huida de la Jesús, María y José a Egipto con el fin de evitar que el bebé fuera sacrificado como lo había solicitado Herodes.
La tradición llegó a México en el siglo XVII. En un principio, si era un infante quien encontraba la figura del Niño Jesús, a este se le obsequiaban dulces; si era un adulto, se le coronaba rey y como padrino del Niño Jesús.. Después, se determinó que aquel que encontrara la figura debía invitar los tamales del 2 de febrero (Día de la Candelaria).
Con información de: Agencias
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