Cuando los jugadores del Barcelona se vuelvan a reunir este martes a las 18:00 horas en la Ciutat Esportiva de Sant Joan Despí, desplegarán el calendario y se encontrarán esto: son líderes de LaLiga con doce jornadas por jugar, seis en casa y seis fuera; son finalistas de Copa (25 de mayo en Sevilla); y sólo tienen la mosca detrás de la oreja en la Champions, competición que se le ha vuelto maldita en los últimos tres años y en la que tienen un inquietante 0-0 que le impide cualquier tipo de despiste.
El escenario, pues, se ha vuelto de color de rosa para el Barça, que ha superado con sobresaliente una semana absolutamente infernal con tres triunfos fuera de casa que le han dejado encaminado y cuesta abajo rumbo a los títulos. El calendario le permite un respiro al Barça, que puede olvidarse de la Copa hasta final de temporada y en LaLiga jugará seis partidos en casa (Rayo, Espanyol, Atlético, Real, Levante) y seis fuera (Betis, Villarreal, Huesca, Alavés, Celta y Eibar).
Nadie en el Barça quiere pronunciar la palabra "triplete", entre otras cosas porque los golpes que ha recibido el Barça en los últimos años en Europa en Madrid, Turín y Roma le hace ser lógicamente precavido en Champions. No obstante, Valverde considera que tiene margen de mejora y, además, parece tener al equipo en un punto físico un poco superior a la temporada pasada.
Con Arthur recuperado, tiene a casi todos sus futbolistas disponibles. Dembélé ya está en velocidad de crucero después de la lesión y da la sensación de que tiene más alternativas en el campo que la temporada pasada. El futuro pinta rosa para el Barça.
Con información de AS