Menos automóviles transitando por las grandes urbes del planeta, y menos producción industrial son los efectos de la cuarentena que tiene a millones de personas en estado de alerta en sus hogares debido al Covid-19, pero que sin darse cuenta han empezado a respirar aire de mejor calidad, pues en las últimas semanas la atmosfera ha experimentado una reducción de la contaminación que se genera día con día.
Las imágenes satélitales de la NASA son claras: en febrero, la concentración de dióxido de nitrógeno (NO2), producido principalmente por los vehículos y las centrales termoeléctricas, cayó drásticamente en Wuhan, la ciudad de China, epicentro de la pandemia de COVID-19. De rojo/naranja, el mapa pasó a azul.
El mismo efecto pudo ser visible a principios de marzo por la Agencia Espacial Europea en el norte de Italia, zona confinada desde hace varias semanas para luchar contra la propagación de la pandemia.
Lo mismo estaría sucediendo en Madrid y Barcelona, donde se aplica un confinamiento estricto desde mediados de marzo, de acuerdo la Agencia Europea de Medio Ambiente.
A new animation showing the variation of nitrogen dioxide emissions over #China (Dec-March) – thanks to @CopernicusEU #Sentinel5P data.
— ESA Earth Observation (@ESA_EO) March 19, 2020
Sentinel-5P currently provides the most accurate measurements of NO2 and other trace gases from space.
ℹ️https://t.co/Gn9mvSnIu6 pic.twitter.com/nDLrboKnXG
Estas bajas radicales son inéditas. "Es la primera vez que veo un cambio tan significativo en una región tan grande y vinculado a un acontecimiento", señalaba Fei Liu, investigadora de la NASA (la agencia espacial estadounidense), para el caso de China.
Incluso en medio de la crisis económica de 2008/2009, la disminución "fue más continua en el tiempo", destaca Alberto González Ortiz, especialista en calidad del aire de la Agencia Europea de Medio Ambiente.
En el norte de Italia, "los niveles de concentración media de NO2 se dividieron casi por dos", afirma Vincent-Henri Peuch.