Julio Ríos
Twitter: @julio_rios
Luego de que -en el contexto de la discusión del futuro de la Guardia Nacional- el presidente del PRI, Alejandro Moreno, dinamitó la famosa Alianza Va por México que sostenía electoral y legislativamente con el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática, una de las implicaciones que podríamos ver en las siguientes semanas, es la suma de Movimiento Ciudadano a este bloque opositor.
Actores del partido naranja han manifestado en diversas ocasiones –palabras más, palabras menos- que una condición necesaria para valorar la posibilidad de una alianza, es la ausencia del PRI. Sin el tricolor, ya no habría pretextos para aglutinar ese bloque.
Es de Perogrullo decir que Movimiento Ciudadano no aporta más del 4 % de votos a nivel nacional y que tanto en Jalisco como en Nuevo León (de forma acelerada) sus próceres han caído en un proceso de descrédito. Enrique Alfaro, no es ya aquella figura admirada de 2012 y 2015 y Samuel García, con un estilo frívolo, se ha ganado más memes que aplausos. Ambos salen muy mal parados en las encuestas de aprobación realizadas por diversas casas encuestadoras.
¿Entonces cuál es la trascendencia de que Movimiento Ciudadano se una a este bloque? Resulta que lo que realmente podría aportar el partido del águila naranja es un candidato: Luis Donaldo Colosio Riojas, quien en todas las encuestas es el opositor mejor evaluado y con alta posibilidad de crecimiento.
Es verdad que Colosio, no es un político experimentado. El conocimiento de su apellido más bien viene por su padre, quien ascendió a los altares del santoral político mexicano, de forma algo exagerada, porque tampoco sabemos si realmente iba a ser el salvador del país. Varios amigos analistas señalan que Colosio es una especie de espejismo y en eso les concedo la razón.
Sin embargo, hablando en términos exclusivamente de marketing electoral, como producto Colosio es muy fresco y vendible. Basta hacer un ejercicio de microtargeting para saber que es bien visto en todos los sectores y nichos electorales. Y en el almacén del PAN y del PRD, no hay otro producto con esas características para ofrecerlo en la campaña de 2024.
Seamos sinceros, los opositores no tienen de otra más que ir con Colosio y jugarse su última carta, a menos que ya tiren la toalla y reconozcan desde ahora que no se puede vencer a Morena, ni con Claudia Sheinbaum, ni con Marcelo Ebrard, ni con nadie.
Lo cierto, es que el colapso de la Alianza va por México era predecible. Primero, porque muchos integrantes del tricolor tienen antecedentes cuestionables y por ende, son susceptibles de doblarse ante las presiones. O como se dice coloquialmente, con esas colotas, tarde o temprano iban a apretarlos y “pandearlos”.
Como bien dijo un buen amigo analista político: “Con un partido tan corrompido como el PRI, no se puede sostener un bloque tan ambicioso como el que quiere el PAN y Claudio X González”.
E independientemente de los expedientes que pudieran armarles para amagarlos, otra realidad es que el PRI es un partido que no sabe vivir si no está cerca del poder. Pragmáticos como nadie y hábiles para la supervivencia política, ya varios gobernadores emanados del tricolor se negaron a seguir abrazados al clavo ardiendo y por ello colaboraron sin empacho con la Cuarta Transformación para garantizar su supervivencia política.
Ya sea para salvar su pellejo o para buscar la supervivencia política, “Alito” parece seguir el ejemplo de Quirino Ordaz, Claudia Pavlovich, Omar Fayad o Alejandro Murat. Es el pragmatismo más puro.
Claro que esto molesta a un sector del PRI, encabezado por Miguel Ángel Osorio Chong, porque ahora sí, no podrán sacudirse a Alito en un buen tiempo.
Así se mueve la rueda de la fortuna de la política. Ahora con la suspensión “temporal” de la alianza electoral y legislativa, anunciada hoy por el PAN y el PRD, hay un espacio vacío y otro viejo lobo de mar, versado en las artes del pragmatismo como Dante Delgado, ya se frota las manos.
Redacción