Hay tormentas que sacuden el corazón violentamente,
Tormentas inesperadas que le dedican un adiós a un par de enamorados,
Tormentas que embravecen la mar y borran toda huella en la mente de los amantes.
Debes de saber amada mía,
Que las huellas de tus pasos en mi playa aun no se han borrado,
Que aun puedo ver en el horizonte la imagen tuya,
Que más que tuya, es mía, toda mía.
Que mi corazón es una guarida oscura,
Con paredes húmedas donde se trepo un viejo dolor.
Pero no te alces orgullosa, antes de ti,
La soledad ya ocupaba un sitio aquí,
Vino a hacerle compañía a la tristeza.
Pero hay tormentas amor mio, que se esperan,
Que cuando llegan, emocionan y desesperan a la vez,
Como tus labios frescos a los que yo esperaba.
Te ansiaba, ansiaba tus piernas torneadas llenas de tempestad,
Ansiaba esas sabanas pringadas de pasión desmedida
Que me hacían entender cuanto te deseaba.
Te acercas, descontrolada como tus incitantes caricias,
Se escucha el viento que grita mi nombre,
Te acercas ya, desbordada de lujuriosa pasión, Te acercas ya.
¡Ven! Te espero en mi cama