Después de las agresiones violentas y los accidentes viales, el suicidio es la tercera causa de muerte entre los adolescentes, no obstante, se puede prevenir en muchos casos, señaló la psicóloga María Emilia Lucio Gómez-Maqueo.
La académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) recomendó a los padres estar al pendiente ante señales de alarma como los cambios en el estado de ánimo en los jóvenes.
Por ejemplo si una persona que era muy sociable de repente se encierra y no quiere hablar con nadie o si regala sus cosas más preciadas, son indicadores de que algo anda mal y debe ser tomado en cuenta, dijo la especialista en una entrevista.
Aseguró que dormir mucho puede significar que el adolescente está deprimido, por lo que los padres no siempre deberían atribuirle a la flojera esta situación. Otro signo puede ser el consumo de drogas y alcohol por parte del joven.
Además, otro signo de alarma es cuando el niño o el adolescente hablan mucho sobre la muerte, por lo que es necesario que los padres hablen y escuchen al menor para saber por qué toca ese tema.
Pero en caso de que los padres no quieran hablar con sus hijos sobre este tema, hay que buscar ayuda de especialistas, aconsejó Lucio Gómez-Maqueo, con motivo del Día Mundial para la Prevención del Suicidio que se conmemorará este jueves.
La psicóloga resaltó la importancia de prestar atención a los adolescentes, pues muchos de los que se suicidaron pidieron ayuda en su momento pero los padres o las personas a su alrededor no les hicieron caso.
De ahí que sea un mito que quien se suicida nunca lo haya dicho antes, pues “se ha visto que las personas que dicen que ya no quieren seguir viviendo, llegan a suicidarse”, agregó.
Entre los factores para que un adolescente se suicide destaca una personalidad impulsiva, tendencia a la depresión y una actitud de rebeldía, mencionó la psicóloga.
También, cuando los jóvenes tienen problemas familiares, una desilusión amorosa o mala relación con los padres o sentir que nunca van a satisfacer las expectativas de ellos, abundó.
Además, la violencia social y familiar, y no tener satisfechas las necesidades básicas, son otros factores vinculados al suicidio en los adolescentes.
De acuerdo con un estudio hecho por el Instituto Nacional de Psiquiatría publicado en 2011, el 5.2 por ciento de los adolescentes entre 12 a 14 años pensaron en el suicidio. Mientras que de los 15 a los 17 años, el 7.59 por ciento también lo hizo.
En cuanto a las tasas de suicidio consumado entre los 15 a 19 años van de 2.2 a 4.9 por ciento, siendo los hombres los que tienden más a realizar este acto, refirió la psicóloga.
Los métodos más usados para quitarse la vida en los hombres es el ahorcamiento, las armas de fuego y las lesiones auto infligidas como los cortes. En contraste, las mujeres emplean más el exceso de medicamentos y el envenenamiento.
Sin embargo, ahora se comienza a ver en las mujeres el uso de métodos más violentos para suicidarse, alertó la especialista, quien agregó que la mayoría de los jóvenes comete este acto en su casa.
Lucio Gómez-Maqueo dijo que no todos dejan un mensaje escrito, porque a veces el suicidio va dirigido contra la familia, por algún resentimiento, problema o porque se sienten impotentes.
Para la especialista, la escena no siempre es un mensaje ya que a veces el adolescente usa lo que tenía a la mano y porque algunos de ellos cometen el acto de manera impulsiva.
“No es que pensaran suicidarse, pero tenían tendencia depresiva, que al tomar alguna droga o alcohol los impulsa a decidir quitarse la vida sin planearlo”, expuso.
Otros, en cambio, llevan tiempo pensándolo. En ese sentido, Lucio Gómez-Maqueo detalló que el suicidio tiene varios pasos, el primero es la ideación, el segundo es la planeación y al final el acto.
Comentó que es común que las personas que intentaron suicidarse tengan una profunda desesperanza.
“La gente piensa que no tiene caso seguir viviendo, que no tiene esperanza de mejorar, que su vida es muy desagradable”, subrayó.
Información:Notimex