La mañana de este jueves de La Candelaria fue un infierno en el centro del municipio de Esperanza, Puebla.
Un comando armado llegó hasta un hotel para “levantar” a ocho personas –en un principio se informó que eran agentes federales, más tarde oficialmente dijeron que eran civiles con uniformes falsos-, hubo disparos y horas después encontraron sus cuerpos en el municipio veracruzano de Nogales.
La acción tiene todo el tinte de una venganza del crimen organizado, que lo mismo sirve como un ajuste de cuentas y por otra parte “calan” a las nuevas autoridades de Seguridad Pública en el Estado.
Es una disputa criminal entre bandas y un reto para el gobernó entrante.
El secretario de Seguridad Pública del Estado (SSP), Jesús Morales Rodríguez, cuyos padres son de Esperanza, emitió un comunicado en el que precisó:
“Las ocho personas que fueron privadas de la libertad este jueves, en el municipio de Esperanza, no pertenecen a ninguna corporación policiaca adscrita a la entidad.
“Tras las primeras indagatorias realizadas en coordinación con la Fiscalía General del Estado (FGE), se determinó que presuntamente son originarios del Estado de Veracruz.
“Cabe señalar que de acuerdo al Nuevo Sistema de Justicia Penal, se acordonó la zona para resguardar las evidencias, que señalan que fueron encontrados uniformes de la Policía Federal, sin que esto implique que los afectados pertenezcan a dicha corporación.
“Asimismo se ubicó un vehículo con placas del Estado de Veracruz que al parecer pertenece a las personas privadas de su libertad”.
Por su parte la Policía Federal confirmó que no eran elementos de esa corporación y los primeros reportes señalaron que en el hotel Karina de Esperanza, “un comando fuertemente armado ingresó al lugar, realizó varios disparos y sustrajo a ocho personas que portaban uniformes apócrifos de la Policía Federal”.
Las autoridades informaron que ese hotel no es utilizado por la Policía Federal para pernoctar, por lo que descartaron que se trate del secuestro de elementos de esa dependencia.
Hasta ahí la versión oficial de unos hechos aterradores que eran impensables hace algunos años en Puebla y que fueron aumentando en proporción al crecimiento del poder de las bandas en el vecino estado de Veracruz.
La Seguridad Pública es hoy el principal tema de la agenda política y social de Puebla.
Ante los problemas económicos y la marginación social, la inseguridad es un reclamo generalizado que tendrán que atender de manera primordial las nuevas autoridades poblanas.
En su segundo día de mandato, el gobernador Tony Gali dio el banderazo al operativo de seguridad permanente integrado por los grupos Élite y Aéreo, conformados por dos helicópteros, un camión blindado y 22 policías estatales de fuerzas especiales.
Los helicópteros, explicó el gobernador, realizarán patrullajes en horarios laborales y escolares, así como de manera aleatoria. El despliegue de cada unidad equivale a la presencia de 30 patrullas por tierra.
“Vamos a seguir haciendo de Puebla una de las entidades más seguras del país, para que nuestra gente y todos aquellos que nos visitan tengan asegurada su tranquilidad”, manifestó.
Hoy las zonas más afectadas por el crimen organizado en Puebla se encuentran principalmente en los límites de la entidad con Veracruz, Guerrero, Morelos, Hidalgo y el Estado de México.
La presencia de bandas criminales no había sido permanente sino que entraban como parte de sus operaciones para ocultar sus crímenes y dejar en territorio poblano los cadáveres de sus víctimas.
Ese escenario en los últimos meses empezó a cambiar a partir de establecer una lucha territorial entre bandas en regiones poblanas que están reportadas por las áreas de inteligencia de los gobiernos federal y estatal.
A ello se sumó el auge de los huachicoleros que gracias a su capacidad económica han conseguido sumar a la población a sus ilícitos y como un escudo para protegerse de los operativos de los cuerpos de Seguridad.
La situación, conforme pasan los días, se ha vuelto más delicada por los intereses que están en juego y la capacidad de fuego y destrucción con la que cuentan.
No será sencillo conseguir el objetivo de mantener a Puebla entre las entidades más seguras del país.
Muchos de los delitos graves son de carácter federal, por ello la demanda del gobernador Gali para que haya más elementos de las policías federales, del Ejército y de la Marina en el estado.
La situación obliga a actuar rápido y no dejarse intimidar por quienes desean dominar importantes zonas del estado, ya que si lo consideran necesario las van a incendiar.
La de ayer es un alerta, Esperanza se convirtió en un símbolo de lo que no deseamos los poblanos.
Exigimos que prevalezca la seguridad y la tranquilidad y que las autoridades frenen totalmente la intimidación y los retos de los criminales.
De las anécdotas que se cuentan
Fue en un desayuno en Casa Puebla.
El gobernador Manuel Bartlett me invitó a platicar sobre información que publique sobre la presencia de bandas del crimen organizado que empezaban a tener presencia en Puebla.
No se refirió directamente a lo publicado pero me explicó su política de seguridad.
-No permitiré que ingresen al estado. En mis vuelos en helicóptero cuando detecto pistas clandestinas ordeno de inmediato su destrucción. Tampoco permito que haya escoltas armadas cuidando a empresarios o políticos que algo ocultan para protegerse así-
No permitía interrupciones y era contunden.
-El narcotráfico es como el agua, entra por cualquier rendija. No lo voy a permitir- insistió.
El exsecretario de Gobernación de Miguel de la Madrid y quien estuvo acusado de complicidad en la muerte del agente de la DEA, Quique Camarena, sabía de lo que hablaba.
Al trasiego y venta de droga de entonces, ahora se suman a la cuenta de los carteles delitos como secuestro, robo de combustibles, extorsión, chantajes, venta de protección y tráfico de personas y armas, entre otros.
El crimen es como la humedad, entra por cualquier rendija.
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