Sean hombres o sean mujeres, quienes han sido elegidos por sus respectivos partidos para ser candidatos a diputados, a regidores y aún para la alcaldía o gobierno del estado, lo que digan sus partidos no es lo que debemos tomar en cuenta los votantes. No siempre se designa a la mejor persona. Se designa a quien le conviene al partido del que se trate. Y cuando se vota para elegir, la gente se puede manipular o también se pueden equivocar al hacerlo. Hay muchos ejemplos de esto. Por lo mismo, debemos de investigar y averiguar nosotros mismos si es cierto lo que se dice que son: “los mejores hombres y mujeres del partido X”. Al menos esa sería la teoría y el propósito por lo cual estas personas se lanzarían en una campaña política. Agregarán que es de acercamiento con la gente para escuchar sobre sus necesidades, etc.
¿En qué consiste tal acercamiento? Dependerá de cada persona, de cada candidato o de cada candidata. Dependerá de qué tanto se quiera “acercar”. Lo que nosotros los votantes debemos hacer en esta ocasión, según mi opinión es acercarnos nosotros a tales personas para averiguar si todo lo que dicen es cierto o no. Es la labor de un ciudadano antes de una elección. Pero con tantas prisas y tantas necesidades, con tanto trabajo que hacer y tantas actividades; ¿quién tienen tiempo de ser ciudadano? Con tantos hijos y una casa que cuidar y el trabajo, ¿quién tiene ganas de ser ciudadana?
Quienes contienden son personas privilegiadas. Aunque no lo sepan, no lo entiendan o no se den cuenta de ello. Y antes de la elección habrían de pasar por el más minucioso escrutinio. No por el de sus partidos, sino por nosotros los votante. Los ciudadanos y ciudadanas que conformamos el padrón electoral. Finalmente van a nuestros domicilios o colonias a conocernos y a pedirnos nuestro voto. Quieren una oportunidad para servirnos. De representarnos. ¿Qué debemos hacer entonces?
Cuando tengamos la oportunidad, no les preguntemos lo obvio: ¿Por qué quieren ser diputados, regidores, presidente, gobernador, etc.? Averigüemos qué piensan sobre lo que representa el lugar de honor al que pueden llegar a ocupar. Es decir, si llegaran a sentarse en la silla, curul o como le quieran llamar, que describan lo que representa para ellos ese honor. El de ser nuestros representantes. El trabajar para nosotros los ciudadanos, los mandantes. Sopesen la respuesta que les den. Traten de discernir si lo hacen con pasión, con honestidad y con integridad. Eso se escuchará inmediatamente. Caso contrario, mostrarán la falsedad de sus intenciones y se oirán más falsos que una mala imitación de Cantinflas “cantinfleando”.
“A quien mucho se le da, mucho se le requiere”. Este es un axioma que se ha ignorado por mucho tiempo. No se ha llevado a cabo. No se ha seguido. Los ciudadanos no exigimos. Entonces; las personas que han sido privilegiadas con la candidatura y que en caso de ganar se sentarán en los sitios de honor tanto en el congreso, como en el cabildo, o el Ejecutivo Estatal, son responsables de realizar su trabajo con la integridad y honestidad que han estado pregonando en la campaña. Pero nosotros, los ciudadanos y votantes somos responsables de ver que así sea. Es la misma responsabilidad en ambas partes, para votados y votantes. Que cumplan con las leyes y nosotros estar atentos que lo hagan.
Por otro lado, no es suficiente ser o que se diga ser una persona honesta para votar por ella, hay que buscar a la persona íntegra. Pues la integridad sobrepasa a la honestidad y es parte de ella. Por eso una persona íntegra se distingue de las demás que son honestas. Porque demuestra que su dicho, está de acuerdo con su hecho. Y eso es lo que vale de un candidato y es además, El Meollo del Asunto.
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