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Viernes, 02 Diciembre 2016 07:36

Peña y su difícil último tercio

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Enrique Peña Nieto empezó ayer su quinto año de gobierno, el último tercio de su mandato, con los peores augurios.

 

Cuenta con una baja aprobación a su mandato -- 3.2 por ciento le conceden los ciudadanos y 3 por ciento los líderes en el país, según encuesta de Reforma publicada ayer -- y la renuncia de su cancerbero en política monetaria al Banco de México, lo que de inmediato provocó la caída del peso frente al dólar.

 

Peor imposible.

 

Agustín Carstens presentó su renuncia como gobernador del Banxico para ocupar la gerencia general del Banco de Pagos Internacionales. Dejará su cargo a partir del 1 de julio de 2017.

 

Esta sola decisión propició ayer una nueva devaluación del peso, que superó los 21 pesos por dólar y ni las declaraciones de funcionarios del gobierno mexicano ni la de los empresarios, dieron tranquilidad al mercado cambiario.

 

Las versiones que corren es que algo sucedió en las relaciones del Presidente Peña y el gobernador del Banco de México, lo que llevó al institucional Carstens a dimitir y formalizar que en el segundo semestre se hará cargo de una institución conformada por 60 bancos centrales que fomenta la cooperación entre ellos.

 

Creció la incertidumbre sobre el futuro de la economía mexicana y provocó de inmediato inestabilidad, lo que confirma la debilidad del gobierno actual porque la sola decisión de un personaje pone a temblar las estructuras del país.

 

El secretario de Hacienda, José Antonio Meade, felicitó a Carstens por el alto cargo que asumirá a partir del segundo semestre de 2017, y evitó mayores comentarios sobre quién asumirá el cargo.

 

El dólar, en ventanillas del Citibanamex, arrancó la jornada de ayer 20 centavos más respecto al cierre previo, a 21.05 pesos y concluyó 21.27 a la venta y 20.30 a la compra.

 

Ejemplo de lo que propició la decisión son las declaraciones de Benito Berber, economista para América Latina de Nomura Holdings quien señaló que la renuncia de Carstens llega en un mal momento para México debido a la probable reapertura de las políticas anticomerciales del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con la nueva administración de Donald Trump.

 

Carstens descartó que su salida de la institución sea por diferencias con el gobierno federal, y que tampoco significa que “abandone el barco en medio de la tormenta”.

 

“(Mi salida no se da) por alguna situación coyuntural o algún supuesto desencuentro con la secretaría de Hacienda o el gobierno federal. No hay nada de eso”, explicó.

 

Carstens resaltó que las diferencias que tuvieron (recientemente) el Banxico y Hacienda en pronósticos de crecimiento son válidas, ya que en momentos de incertidumbre como el actual “hay diferentes puntos de vista al respecto”.

 

Sólo que nadie le creyó.

 

Ahora se especula quien lo sucederá y de inmediato se manejaron los nombres del subgobernador Manuel Ramos Francia y al subsecretario de Hacienda, Miguel Messmacher, como candidatos para remplazar a Carstens.

 

El robusto economista asumió el cargo al frente de la Junta de Gobierno del Banco Central de México en enero de 2010, antes fue secretario de Hacienda de diciembre de 2006 a diciembre de 2009 en el sexenio de Felipe Calderón Carstens se desempeñará como gerente del Banco de Pagos en Suiza a partir de octubre de 2017.

 

Tras su renuncia al Banco de México recae en el Presidente de la República nombrar en los próximos meses a su sustituto. De acuerdo con la Ley del Banxico y la Constitución, el Presidente deberá nominar a una persona en sustitución de Carstens para ocupar la gubernatura del banco central, designación que deberá ser ratificada por el Senado de la República.

 

Es la primera vez en la era autónoma del Banco que un gobernador renuncia antes de concluir su periodo; Miguel Mancera y Guillermo Ortiz cumplieron con los plazos para los que fueron designados. El Banco de Pagos Internacionales (BIS), cuya gerencia a partir de octubre estará a cargo del mexicano Agustín Carstens, es una institución conformada por 60 bancos centrales y fomenta la cooperación entre ellos. Tiene su sede en Basilea, Suiza y cuenta con oficinas regionales en Hong Kong y México. El objetivo del organismo es mantener la estabilidad de la política monetaria a nivel internacional a través del fomento de medidas predecibles y transparentes entre los bancos centrales que lo conforman.

 

¿Es más importante esta posición que ser gobernador del Banco Central mexicano?

 

En términos de carrera profesional puede serlo, pero el anuncio con tantos meses de anticipación y en medio de una situación difícil para la economía mexicana parece más un cobro de factura de Carstens al Presidente Peña, que en lo personal debe haber resentido esta decisión que le complicará el manejo la economía en los siguientes meses.

 

Faltan dos años para que concluya la administración del mexiquense y aún seremos testigos de más hechos como éste.

 

Todo indica que, en plena tormenta, el barco hace agua y los principales marinos lo empiezan a abandonar al grito de ¡sálvese quien pueda!

 

De las anécdotas que se cuentan

Era la segunda mitad de la década de los setenta. El entonces Palacio de Gobierno en Reforma 711 era todo un espacio de poder, el principal en el estado.

 

Al subir las escaleras, a mano izquierda, se encontraba la influyente oficina del Oficial Mayor, que ocupaba en el sexenio de Alfredo Toxqui, el abogado Rodolfo Hidalgo Rojas.

 

Un litigante con trayectoria y prestigio, quien dejó de existir el miércoles pasado.

 

Hidalgo Rojas era aceptado, pero no querido por los toxquistas.

 

El poderoso secretario General de Gobierno, Carlos Trujillo, hizo todo lo posible e imaginable para echarlo del gabinete.

 

El doctor Toxqui era el rostro bueno y afable del gobierno, mientras permitía el trabajo sucio de su colaborador, que tenía sus oficinas en la planta baja de Reforma.

 

Obstáculos, versiones de sus preferencias sexuales, trabajo extraordinario, rechazo de lo que presentaba, bloqueo de los recursos en Finanzas, malas caras y modos. Todo lo resistió, porque pensó en algún momento ser candidato al gobierno de Puebla.

 

Los toxquistas tenían al suyo, Marco Antonio Rojas Flores, titular de Finanzas.

 

Aquella tarde del verano de 1979, Hidalgo Rojas cruzó con pasos largos los pasillos de Palacio hasta llegar a la oficina del gobernador Toxqui, ahí entregó su renuncia.

 

Decidió que no iba a aceptar una más de las agresiones y agravios personales en su contra.

 

Cuando no se acostumbraba ni se aceptaba, le dimitió al gobernador.

 

Esa noche hubo fiesta en Palacio, las oficinas de Carlos Trujillo permanecieron encendidas hasta altas horas de la noche.

 

Parece que, en política, nada cambió.

 

Rodolfo Hidalgo Rojas murió el miércoles pasado.

 

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Fernando Crisanto

Soy reportero desde hace 37 años

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