“Con el pretexto del bien del pueblo, cada participante de un grupo “N” sólo busca beneficiarse a sí mismo, lo que constituye hoy en día un gran problema en la política, la economía, los negocios, el entorno social y todas las esferas de la vida humana.”
John Forbes Nash
La economía, básicamente, trata sobre la distribución de la riqueza (o de los recursos disponibles) y, desde cualquier punto de vista, busca el mejor reparto de ella. En el hogar, como en el país, ese objetivo no se logra muchas veces, la mayoría de ellas por ignorancia, por mala fe, por ambas o, también generalmente porque un individuo busca utilizar y aprovecharse de los demás, les alaba, pero los usa.
PARETO: La teoría del equilibrio de Pareto se basa en los principios del economista italiano Vilfredo Pareto. Este concepto, también conocido, como "óptimo de Pareto", se refiere a una situación en la que no es posible mejorar la situación de una persona sin empeorar la de otra. En otras palabras, se alcanza un equilibrio donde cualquier cambio beneficia a algunos, pero perjudica a otros. Para entender con peras y manzanas, hacer un tren en la selva deja a miles o millones de ciudadanos sin medicinas. o por lo menos debiera de ser conocido por cualquiera que utilice recursos públicos.
En casa ocurre lo mismo, si un jefe de hogar satura su tarjeta de crédito para comprar a meses sin intereses una pantalla gigante y sus ingresos son fijos, seguramente ha desplazado la satisfacción de otras necesidades, si se presenta una contingencia en salud, benefició sus partidos de futbol, pero perjudicó la salud de la familia. La situación empeora si sus recursos no son fijos y éstos disminuyen porque la pandemia, o el SAT, le cerraron su pequeña lonchería. ¿Conoce algún caso? Las casas de empeño, sí, los supermercados también (¿ya hizo sus sustituciones en la compra quincenal?
A nivel más elevado, que involucra a millones de personas, en un país población de 130 millones de habitantes hay que distribuir recursos limitados entre éstos. Si hay una asignación en la que no se puede mejorar la situación de una persona sin empeorar la de otra, estamos en un equilibrio de Pareto. Si se otorga un recurso adicional a alguien (“programas sociales”) o se destinan recursos a proyectos improductivos (como una línea aérea de dudosa recuperación), sin perjudicar a los demás, cosa que no ocurre, estás fuera del equilibrio de Pareto.
LA DEUDA COMO CATALIZADOR TEMPORAL: Claro, para no perjudicar a “los demás”, se suele recurrir a la deuda pública, por cierto la nuestra se ha incrementado 50% en lo que va del actual sexenio federal. Al final, los intereses los paga la ciudadanía productiva, se perjudican otras necesidades y regresas al equilibrio de Pareto, es decir lo que se destina al pago de la deuda y su carga financiera desplaza la satisfacción de otras necesidades, perjudica a toda la nación. ¿Verdad, Argentina, Ecuador, Venezuela, Zimbabwe, Puerto Rico y Mozambique? Quizá México, antes de lo que pensamos.
Cuando la deuda pública se utiliza para proyectos y programas no productivos, puede generar problemas económicos a largo plazo. Estos proyectos pueden no generar ingresos o beneficios suficientes para cubrir los costos de endeudamiento, lo que resulta en un aumento de la carga de la deuda. Esto puede llevar a problemas fiscales, dificultades para cumplir con los pagos de la deuda y afectar la calificación crediticia del país, lo que a su vez podría aumentar los costos de endeudamiento futuros. Además, la falta de retorno económico puede limitar la capacidad del gobierno para invertir en iniciativas más productivas y esenciales.
Para los que piensen que este es un concepto nuevo o desconocido para los gobernantes o líderes políticos (o ambas cosas a la vez), les diremos que Pareto, la Teoría de Juegos (todos vimos la multigalardonada película “Mente Brillante”) y el Costo de Oportunidad, se estudian acuciosamente en las escuelas de Economía, Administración Pública, Contabilidad, Derecho y hasta en áreas como la sociología y la psicología. Claro que si te toma 15 años terminar la carrera, es difícil que captes su importancia y menos aún que los apliques como forma de gobierno eficiente.
Para los que duden, les diremos que varios líderes y gobernantes han hecho referencia al óptimo de Pareto en el contexto de la toma de decisiones y la eficiencia económica. Este concepto destaca la idea de que es posible mejorar la situación de una persona sin empeorar la de otra. Sin embargo, la aplicación práctica de este principio puede variar en función de la ideología y políticas específicas de cada líder.
Durante su mandato, Barack Obama mencionó en varias ocasiones la importancia de buscar soluciones que beneficiaran a la mayoría de la población sin perjudicar a grupos específicos. Su enfoque en temas como el acceso a la atención médica y la reforma financiera reflejaba la preocupación por lograr un equilibrio que se acercara al óptimo de Pareto.
La canciller Angela Merkel (Alemania abogó por políticas que buscan la estabilidad económica y el bienestar general. En sus discursos y decisiones, ha buscado encontrar soluciones que mejoren la situación de la sociedad en su conjunto, mostrando cierta afinidad con el concepto de eficiencia de Pareto en la toma de decisiones políticas.
EL DILEMA DEL PRISIONERO: Para comprender mejor todo lo anterior, aunque ya es claro que muchas veces la ignorancia y la demagogia triunfan sobre la razón y la eficiencia, un matemático, Albert Tucker, planteó el mundialmente conocido Dilema del Prisionero. Conste, no es político, no es gobernante, solo quiere explicar, como Nash, que tampoco era economista, cómo actúan los falsos héroes y como se derrumban las economías, por eso es que no es tema mañanero.
El Dilema del Prisionero es un escenario clásico en teoría de juegos, donde dos participantes enfrentan la decisión de cooperar o traicionar. En este juego, dos delincuentes son arrestados, y se les ofrece un trato: si ambos cooperan y guardan silencio, reciben una sentencia leve. Sin embargo, si uno traiciona al otro mientras el otro coopera, el traidor obtiene un beneficio significativo mientras que el cooperador enfrenta una sentencia severa. Si ambos traicionan, ambos reciben una sentencia moderadamente larga. El dilema radica en que, aunque la mejor solución para el grupo sería la cooperación mutua, cada individuo tiene el incentivo de traicionar al otro para obtener un beneficio personal, lo que lleva a un resultado subóptimo para ambos.
Este escenario ilustra los desafíos de la toma de decisiones estratégicas, mostrando cómo la falta de confianza y, sobre todo, la búsqueda de intereses individuales pueden conducir a resultados menos favorables para todos los involucrados. El Dilema del Prisionero ha sido utilizado para analizar situaciones en las que la cooperación mutua sería beneficiosa, pero la desconfianza y el autointerés individual a menudo prevalecen.
Según el dilema del prisionero, que busca la menor sanción por sus delitos, base de la Teoría de Juegos en la economía, un individuo se beneficia al máximo cuando antagoniza y traiciona a los demás, sobre todo si lo hace desde la cúpula. ¿Lo podremos entender?
DE FONDO: Empleada para proyectos sin rentabilidad comprobada (aún no existe un Proyecto Ejecutivo y menos un Plan Maestro para el Tren Maya, de dudosa recuperación económica) la deuda pública se deriva en problemas económicos para (casi) todos a largo plazo (generalmente el que la contrajo ya goza de un cómodo retiro). Estos proyectos pueden no generar ingresos o beneficios suficientes para cubrir los costos de endeudamiento, lo que resulta en un aumento de la carga de la deuda. Esto se traduce (Venezuela, Argentina. Cuba) a problemas fiscales, dificultades para cumplir con los pagos de la deuda y afectar la calificación crediticia del país, lo que a su vez podría aumentar los costos de endeudamiento futuros y socavar, en términos del óptimo de Pareto, las necesidades de las mayorías, que no participaron en el “juego” de su contratación y destino. Además, la falta de retorno económico limita la capacidad del gobierno para invertir en iniciativas más productivas y esenciales.
DE FORMA: A los demagogos en campaña habría que señalarles que antes de prometer utopías, repasaran sus lecciones académicas (por algo existen) notarían que hay una conexión conceptual entre la Teoría de Juegos, el Costo de Oportunidad y el Óptimo de Pareto en el ámbito económico. La Teoría de Juegos se ocupa de analizar las decisiones estratégicas y las interacciones entre agentes racionales. En el contexto de la economía, el Costo de Oportunidad es un concepto clave que se refiere al valor de la mejor alternativa sacrificada al tomar una decisión y el Óptimo de Pareto se relaciona con la eficiencia en la asignación de recursos. En términos sencillos, representa una situación en la que no se pueden hacer mejoras para un actor sin perjudicar a otro.
DEFORME: Que sobre la Ley que se juró defender (“o que la Nación me lo demande”) se violen preceptos constitucionales, se invoque una “libertad” subjetiva y egoísta y se ignore que esa misma “libertad” se ha violado, con calumnias y mentiras, una mañana sí y otra también. Autoritarismo puro. ¿Qué sigue?