Culturalmente se utilizan eufemismos para referirse a las personas con extra peso, por ejemplo ‘de hueso ancho’, en un esfuerzo para evitar la palabra gordo. La hipocresía social siempre ha sido una buena fuente de comedia, pero en el mundo real el sobrepeso no es un asunto de risa.
Como adultos, podemos tomar decisiones propias respecto a la salud, pero cuando hay niños involucrados, es una cuestión más complicada. Los padres son responsables por la salud de sus hijos y tienen una gran influencia sobre la dieta y rutina de ejercicio de los niños.
Los padres no suelen darse cuenta de que sus hijos están subiendo de peso, estudios han mostrado, que suelen sobreestimar la actividad física de sus hijos. Y cuando los padres creen que sus hijos son activos es más fácil que consideren que el peso de sus hijos es normal. Algunos padres podrían evitar reconocer el sobrepeso de sus hijos por miedo a desencadenar un trastorno alimenticio.
En un estudio publicado en el diario Child Obesity, padres estadounidenses fueron cuestionados respecto al peso que consideraban que sus hijos de entre 2 y 5 años tenían (sobrepeso, peso bajo o peso correcto). Los investigadores descubrieron que cerca del 95% de los padres percibían a sus hijos con sobre peso como dentro del parámetro correcto y en el caso de los niños con obesidad, cuya condición resultaría más obvia.
Varias investigaciones han mostrados que padres y doctores no deberían de evitar que un niño o joven con sobrepeso siga un plan nutricional más estricto por miedo a que desarrolle un trastorno alimenticio. La realidad es que es imposible tratar un problema si no se reconoce su existencia, y pretender que los menores son más delgados de lo que son en realidad puede tener consecuencias en la salud.
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