El enojo social por el aumento a las gasolinas y el diésel se mantiene vivo entre la inmensa mayoría de los mexicanos desde el pasado uno de enero.
El sábado miles de poblanos lo manifestaron abiertamente por las calles del Centro Histórico. El terror que sembraron vándalos desde la tarde del jueves 5 de enero no contuvo ni sus ánimos ni sus gritos que condenaron la medida y a sus autores.
Fue un rotundo No al gasolinazo y una demanda a favor de la paz y la tranquilidad que nos merecemos todos.
No valieron membretes y resultó una pacífica manifestación ciudadana.
Amas de casa, trabajadores, universitarios, empleados públicos, empresarios, estudiantes, profesionales y poblanos de todos los sectores se expresaron libremente en contra de los aumentos a los combustibles y exigieron al Presidente Enrique Peña Nieto y a los legisladores que reviertan la decisión.
Los actos vandálicos que se desataron en la capital y algunos municipios del interior del estado la tarde y noche del jueves 5 de enero y la madrugada y mañana del 6 de enero no fueron suficientes para impedir la manifestación legitima de miles de poblanos que seguramente tienen el apoyo de otros tantos que por razones personales e incluso temor se quedaron en sus casas.
Las sospechosas amenazas que se dieron en redes sociales propiciaron la organización social de vecinos que en la mayoría de colonias, fraccionamientos y unidades habitacionales se organizaron para defenderse ante la posibilidad de ser agredidos.
Centros comerciales, tiendas y farmacias por prevención cerraron sus cortinas totalmente o atendieron en una sola puerta o ventana a sus clientes. Fue un rotundo rechazo ciudadano y de los empresarios a las acciones de violencia sin importar el origen y a sus autores intelectuales, que los tiene.
El gobierno del estado y el ayuntamiento tuvieron que desplegar fuertes operativos que por momentos se vieron rebasados por la cantidad de llamados de ayuda, algunos válidos otros por amagos o amenazas que salieron en su mayoría de las redes sociales y rumores.
Rafael Moreno Valle señaló que las acciones violentas son originadas por movimientos antisistema e investigan el origen de quienes usaron las redes para sembrar el terror entre los poblanos que poco a poco desde el sábado regresaron a la normalidad.
Esa actitud impulsó más la manifestación de protesta, como las que se ha dado en la mayoría de ciudades en todo el país y en la capital de la República.
Partió del Paseo Bravo y frente al zócalo los asistentes corearon consignas contra las políticas económicas del gobierno federal, exigieron la reducción de los precios de las gasolinas y diésel, convocaron a todos los ciudadanos a sumarse a la movilización y para finalizar, entonaron el Himno Nacional.
Apenas un par de negocios de la avenida Reforma bajaron sus cortinas al paso de la manifestación, pero cuando algunos de los participantes se acercaron para descartar cualquier agresión reabrieron los establecimientos. “Esta lucha es en paz”, expresó en sus consignas el contingente.
Frente al zócalo, más de 30 ciudadanos usaron el micrófono para acusar al Presidente Enrique Peña Nieto de traicionar a México, por promover reformas como la energética, que explotan los recursos naturales del país en favor de particulares y condenaron a los legisladores que aprobaron la reforma energética y el incremento a los impuestos de los combustibles, como los panistas Genoveva Huerta, Eukid Castañón, Juan Pablo Piña, Mónica Rodríguez y Miguel Ángel Huepa y todos los priistas que votaron en ese sentido.
Condenaron los actos vandálicos contra comercios que se produjeron el jueves en la ciudad, pues consideraron que no fueron cometidos espontáneamente por poblanos sino que unas cuantas personas contratadas para intimidar a la gente y desincentivar y criminalizar la protesta social.
Entre otros temas pidieron a los ciudadanos abstenerse de comprar en las grandes tiendas comerciales y pagar impuestos, como el predial, como otras formas de protesta contra las autoridades.
Atiborrada la plancha del zócalo y calles aledañas concluyó cerca de la una de la tarde la manifestación de los poblanos en contra del alza a las gasolinas y el diésel. Entonaron nuevamente el Himno Nacional y advirtieron que volverán a salir.
La pregunta es ahora, ¿qué sigue?
Las autoridades no pueden ignorar el reclamo que no es local sino nacional y espontáneo. La sociedad está usando los canales adecuados y legítimos para protestar, la deben escuchar y atender.
El enojo está vivo y ni actos de violencia y amenazas lo intimidan.
El vaso del hartazgo social contra los políticos mexicanos está lleno, las gotas se están derramando.
Ahora, ¿qué sigue?
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Imagen de: archivo google