A nueves días de que tome posesión como Presidente de Estados Unidos, Donald Trump reiteró ayer que sus amenazas van en serio en contra de México y los mexicanos.
Dejó claro que sus temas de campaña no fueron bravatas para conseguir votos, ahora las anunció como políticas públicas que aplicará apenas jure ante la Biblia: la revisión del Tratado de Libre Comercio, la construcción del muro en la frontera y las deportaciones de ilegales o criminales, categoría en la que se ubican millones de paisanos.
Las amenazas del empresario que gobernará el vecino país propiciaron ayer una mayor devaluación del peso frente al dólar, la cotización cerró en 22.20, y hay empresas que públicamente advierten que si les aplican severos aranceles no invertirán más en México.
Tal fue el nivel de la posición que asumió Trump que por primera vez y abiertamente, el Presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, retomó el reto del muro fronterizo anunciado por Trump para asegurar que no lo pagará México.
“Es evidente que tenemos diferencias, como el tema del muro, que por supuesto, México no pagará”, precisó ante embajadores. Fuera de su posición tradicional y estilo afirmó: “en ningún momento aceptaremos nada en contra de nuestra dignidad como país y como mexicanos”, lo que no necesariamente le creemos los habitantes de este país. Peña Nieto rechazó cualquier intento de frenar la inversión extranjera con base en el miedo y las amenazas, afirmó que deben existir reglas claras para que continúe el flujo de capitales.
“Lo que sí puedo asegurarles es que vamos a trabajar para tener una buena relación para México y para los mexicanos”, dijo un inusual Peña Nieto.
Seguramente lo que llevó al mexicano a asumir esta posición de responder y no dejarse amenazar fue porque por la mañana, Donald Trump respondió a la pregunta de los periodistas que hay muchas formas de hacer que México pague por el muro fronterizo. Citó como ejemplo: a través de un impuesto, que de aplicarlo pagaremos los mexicanos a través de los diversos servicios y derechos que les pagamos, por ejemplo: la Visa. Anunció que su vicepresidente electo, Mike Pence, está en negociaciones para acelerar lo más posible la construcción del muro, ya que una negociación con México podría demorar año y medio, por lo que su estrategia será construir el muro y hacer que los mexicanos reembolsen el costo después. “No es una reja, es un muro (...) México, de alguna manera, y hay muchas, nos va a reembolsar el costo del muro. Va a pasar, ya sea mediante un impuesto o un pago. Un impuesto más probablemente, pero va a pasar”, dijo en su tono autoritario. Por no dejar y en forma de reclamó comentó “son gente estupenda, fantástica. Yo respeto a los mexicanos, muchos trabajan conmigo (...) Ojalá el gobierno aquí fuera tan listo como el mexicano. Ellos tomaron iniciativas aprovechándose de los Estados Unidos, y no los culpo, lo que digo es que no debimos permitir que sucediera”, señaló. En cuanto al Tratado de Libre Comercio reprochó que las compañías puedan trasladarse a otro país y despedir a sus empleados en Estados Unidos con mucha facilidad. Ante esto, prometió, la situación cambiará. Insistió: “Van a tener que pagar un gran impuesto (...) podrán moverse dentro de Estados Unidos, pueden ir a muchos sitios”. Desde Nueva York, el Presidente Electo estadounidense habló de la presión que ejerce para que la automotriz General Motos siga el ejemplo de armadoras como Ford y anuncie el traslado de empleos desde México hacia la Unión Americana. Adelantó: “va a haber noticias a lo largo de las próximas semanas sobre compañías que van aconstruir (plantas) en el Medio Oeste”. Ustedes, les recordó a los periodistas invitados, vieron a Fiat-Chrysler anunciar que construirá una gran planta en este país en oposición de otro país. Y Ford recién anunció que detuvieron planes para una planta de mil millones en México y que se van a trasladar a Michigan y que van a expandir una planta. Para imponer esos aranceles tendrá que modificar o desconocer el Tratado de Libre Comercio y con ello daría un golpe severo a la economía mexicana.
Trump no sólo desconoce y desprecia la diplomacia sino que desea arrancar a rajatabla su mandato y en los primeros 100 días marcar una diferencia sustancial con los anteriores gobiernos.
Los vecinos y el mundo le importan poco, intentara legitimarse desde el poder, logró poco más de la mitad del voto universal, y si en ello van acciones autoritarias que le reditúen en popularidad y respaldo social las tomará sin importar a quien afecte y México, por lo visto, está en su mira.
La película de terror que viviremos los mexicanos con Trump empezó a proyectarse y parece que no tendrá un final feliz.
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