El tiempo es un ser indolente y tenaz que nos alcanza a todos cada segundo del día, encadenando cada parte de nuestro cuerpo a su tiranía sin contemplaciones, pues nadie escapa a su control y fortaleza.
Y ahora, con el paso de los años, puedes ver las huellas que el tiempo ha dejado en tu piel. Esos rastros de su paso que te han de servir de memoria y lección para vivir tu presente, y afrontar el futuro lleno de esperanzas y pasión.
Porque el tiempo no perdona a nadie, y si le dejamos vencer, si caemos en la trampa de no vivir el presente, y dedicarnos únicamente a nadar en el pasado, estaremos perdidos para siempre en un mar de dudas, tristeza, melancolía y remordimientos.
Usa las huellas del tiempo en tu beneficio
Ahora, me gustaría que hiciéramos un pequeño ejercicio de autodescubrimiento y mirada al pasado. Verás que es muy sencillo, y, bien enfocado, puede ser verdaderamente útil.
Busca en tu interior aquellos recuerdos que te vengan a la cabeza. Comienza con los primeros que lleguen, sin pensar demasiado, sin darle excesivas vueltas. No trates de encontrar los buenos o los malos, simplemente los que antes aparezcan. Apúntalos en un papel.
Ahora, busca en los recovecos de tu memoria, con total intencionalidad, todo tipo de recuerdos que encuentres en tu mente. Deja fluir las ideas, y apunta todo cuanto aparezca y que consideres interesante, tanto si es triste como si no.
Piensa en todo cuanto has vivido. El tiempo que ha pasado. Los recuerdos que te han quedado. Analiza cada detalle de aquello que ha sido tu vida hasta este momento. Sé sincero contigo mismo y no escatimes.
Una vez has analizado pormenorizadamente cada uno de tus recuerdos, extrae de ellos las lecciones que has aprendido de todos. Tanto en un sentido positivo como negativo, este es el bagaje de tu vida, y el contenido que le ha dado sentido a tu actual personalidad.
Cuando hemos extraído las lecciones de cada uno de los recuerdos que nos acompañan y nos definen hoy en día, ya los podemos dejar volar. Apárcalos en tu mente, para que sigan a tu lado, pero jamás dejes que ellos sean los protagonistas de tu tiempo actual, puesto que un recuerdo no es más que eso, el aprendizaje de una lección a través de tus experiencias personales pasadas, pero nunca debe ser el leitmotiv de una vida.
Deja cuanto has vivido a un lado, pues es un bagaje que siempre te acompañará y te servirá de lección, para saber qué hacer y qué no hacer, cómo actuar y cómo no hacerlo… A partir de ahí, vive tu vida.
Utiliza el tiempo que has vivido como lo que es, una valiosa lección. Gracias a él, has aprendido mucho, pues han dejado grandes marcas en tu piel. Y ahora, disfruta tu presente con toda esa ingente información que conforma tu personalidad.
El tiempo es aquí y ahora
Si permites que el tiempo pasado y las heridas que ha dejado en tu piel sean el eje vertebrador que maneja tu presente, estarás encadenado irremisiblemente para toda la vida, observando un futuro bastante oscuro.
Si por el contrario aprendes del tiempo y todo cuanto has vivido y lo utilizas en tu beneficio, mejorando tu presente y potenciando tu futuro, lograrás cicatrizar todas las heridas que el pasado te propinó.
La huella del tiempo que vivimos jamás desaparecerá, eso es cierto. Pero no es necesario que sea tan profunda como para que provoque inmovilismo en nuestro cuerpo y nuestros huesos.
Debemos usar el tiempo pasado y el recuerdo como aprendizaje vital que nos permita vivir un presente amable y agradable, dando luz a un futuro esperanzador y lleno de vida.
Nunca permitas que el tiempo, y los recuerdos pasados, siempre lineal y tirano, sean el presente y futuro de tu vida, puesto que vivir en aquello que sucedió años atrás es ser esclavo de tu memoria, y no dueño de tu existencia.
Información:lamenteesmaravillosa.com