Las grasas “trans” las que se producen al inyectar hidrógeno a aceites vegetales y son las responsables del colesterol "malo” o LDL (y que encontramos en alimentos como la bollería industrial, las pizzas, la comida rápida...) producen una reducción en el funcionamiento de la memoria, según un estudio llevado a cabo por la Escuela de Medicina de la Universidad de California en San Diego (EE.UU.) y que recoge la revista Plos One.
Los investigadores examinaron los datos de 1.018 hombres y mujeres quienes cumplimentaron una encuesta dietética y una prueba de memoria. Los resultados revelaron que, de media, los hombres menores de 45 años recordaron 86 palabras en la prueba de memoria, pero por cada gramo adicional de grasas trans que consumían cada día, su media de palabras recordadas se reducía en 0,76 términos menos, sin influir etnia, sexo, estado de ánimo, cantidad de ejercicio realizado o educación del participante.
“Las grasas trans estuvieron más fuertemente vinculadas a una peor memoria en los hombres durante sus años de alta productividad. El consumo de grasas trans ha demostrado previamente asociaciones adversas con el comportamiento y estado de ánimo, otros pilares de la función cerebral. Sin embargo, a nuestro entender, no se había demostrado una relación con la memoria o la cognición”, aclara Beatrice Golomb A., líder del estudio.
Con todo, La Agencia Alimentaria de Estados Unidos (FDA) ha anunciado que estas grasas artificiales son una amenaza para la salud pública y ha decidido prohibir su uso de manera gradual de aquí a tres años. Solo en Estados Unidos, la reducción del consumo de estas grasas podría prevenir entre 10.000 y 20.000 ataques al corazón y de 3.000 a 7.000 muertes por enfermedad coronaria al año en el país, según los Centros para el Control de Enfermedades de este país.
“Como les digo a los pacientes, aunque las grasas trans aumentan la vida útil de los alimentos, reducen la vida útil de la gente”, concluye Golomb.
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