Una vez más salieron a las calles, estaban furiosos. Exigían justicia.
Como fotografías de una película que se está filmando aparecen, cada vez con más frecuencia, escenas de ese México bronco del que todos hablan, pero nadie quiere conocer en vivo.
Son mexicanos indignados que exigen castigo para los que delinquen y que atentan contra su persona y su patrimonio.
La inseguridad en México es el principal tema a atender en la agenda política, social y económica de nuestro país.
Sin que Puebla sea uno de los estados o capitales con mayores incidentes delictivos al año, la percepción es que cada siete de diez poblanos teme a sufrir la agresión de los delincuentes que empiezan a no medir que sus vidas también están en riesgo. Un ejemplo fue la aparición del “justiciero anónimo” en una carretera del Estado de México que mató a cuatro asaltantes de un autobús que se dirigía a la Ciudad de México, el lunes pasado.
El relato de mi compañero Joel Árcega publicado ayer en las páginas de El Sol de Puebla no deja duda de que la gente está dispuesta a todo y lo que no soporta es además de ser víctima del acto delictivo que sus agresores sigan en libertad, tan campantes.
“Cansados de que nadie les hace caso, ante las quejas por el aumento de inseguridad que viven, pobladores de la junta auxiliar de San Francisco Totimehuacán prendieron fuego a una patrulla policíaca y a la presidencia, después de saquearla, ya que la tarde noche del miércoles se registró un intento de robo a un negocio de venta de material para construcción”.
Oficialmente se supo que destrozaron mobiliario de la presidencia auxiliar y prendieron fuego a una camioneta que era de servicio de la Junta Auxiliar, pero no era una patrulla.
“Un grupo de pobladores, sobre todo jóvenes, mantenían bloqueado el acceso a la zona desde el bulevar Valsequillo y Anillo Periférico, armados con palos, machetes y piedras…
“La gente enardecida prendió fuego a una camioneta tipo patrulla en la carretera a Valsequillo a la altura del puente que está a unos metros del mercado Mario Marín, cuando el reloj marcaba las 21:30 horas.
“Ya con los ánimos calientes, la gente avanzó hacía la presidencia auxiliar donde comenzaron a romper vidrios y forzaron las entradas. Una vez dentro sacaron muebles y computadoras y les prendieron fuego.
“Desde los balcones de la alcaldía auxiliar lanzaban sillas, computadoras e incluso hasta un refrigerador, comentaron algunos de los testigos, quienes revelaron que no faltó el saqueo por parte de algunos jóvenes que llevaban el rostro cubierto y se adueñaron de objetos propiedad de la junta auxiliar.
“Ante los hechos, elementos de las policías Estatal y Municipal cerraron el paso por Valsequillo a la altura del Periférico Ecológico, pero al ver que se aproximaban los pobladores, optaron por retirarse y fue la propia muchedumbre la que cerró la circulación con los trafi-tambos de las obras que ahí se llevan a cabo, con los que ellos mismos bloquearon el acceso hacia la junta auxiliar, por lo que la gente que quisiera ingresar sería bajo su propio riesgo, ya que los recibían a pedradas, con palos y otros objetos”.
El relato es estremecedor y sucedió en la capital poblana, a unos minutos del Centro Histórico.
La cautela con la que actuaron los cuerpos de seguridad fue para evitar un problema mayor del que existía, pero eso no les resta gravedad a los hechos.
Todo empezó cuando vecinos de San Francisco Totimehuacán del barrio de Chetla, estuvieron a punto de linchar a un joven a quien confundieron con un delincuente, e incluso agredieron a su mujer, que está embarazada.
La tarde del miércoles intentaron asaltar un negocio de venta de materiales para construcción. El afectado pidió ayuda y el delito no se consumó, sólo que los presuntos responsable lograron escapar. Los vecinos organizaron brigadas para dar con su paradero.
En el barrio de Chetla localizaron a un hombre a bordo de una vagoneta blanca, quien les pareció sospechoso. Algunos lo golpearon y le causaron daños a la camioneta en la que iba acompañado de su esposa, quien tiene cinco meses de embarazo.
Las sospechas de la gente aumentaron cuando abrieron la vagoneta y localizaron electrodomésticos. Pensaron que eran objetos producto de la delincuencia y el malestar aumentó.
La víctima del robo llegó hasta el lugar y al ver al presunto asaltante en la camioneta señaló que éste no era el culpable.
“Pero la turba enardecida no quedó satisfecha y buscó nuevas escusas para no liberar al hombre que tenían retenido. Poco después llegó su padre, quien demostró que son propietarios de una casa de empeños y que los electrodomésticos pertenecen a ese negocio, así mismo demostró la legal propiedad de la camioneta”.
Nadie entraba en razón, tuvieron que llegar dos vecinos a informarle al grupo enardecido que efectivamente el hombre detenido acude a un anexo AA y que ellos lo conocen y es alguien de bien.
Elementos de Gobernación municipal y de las policías empezaron a dialogar hasta que permitieron
que el hombre agredido se marchara con su camioneta.
“Pero sólo avanzaron unas calles cuando nuevamente una turba les cerró el paso y la historia se volvió a repetir hasta que volvieron a llegar los vecinos a identificar al retenido para finalmente dejar que se marchara.
“Momentos después vino lo inesperado: la gente quemó una patrulla de la Policía Municipal adscrita a esa junta auxiliar. La quema de la unidad oficial se hizo en la carretera a Valsequillo a la altura del puente de la curva. Seguido de este acto, se suscitó la quema de objetos de la presidencia”.
Ante el aumento de la inseguridad y la percepción de que la delincuencia está rebasando a la autoridad aparece este tipo de inconformidades de quienes desean hacer justicia por propia mano. La ausencia de autoridad y castigo provoca estas reacciones.
Es urgente que se perciba y confirme en los hechos la eficacia de los cuerpos policiacos, que se castigue severamente a los criminales y se abata la impunidad que ofende a los mexicanos.
El México bronco está ahí.
La turba está cada día más cerca de cada uno de nosotros.
De las anécdotas
que se cuentan
No prendió “El Cerillo”, con esa frase lapidaria el periodista Ciro López Leyva concluyó ayer su comentario sobre el conflicto que enfrenta el presidente nacional panista, Ricardo Anaya.
El mundo se le ha venido encima en unos cuantos días, todo empezó el lunes pasado cuando se rebeló que Anaya, a quien sus amigos apodan “El Cerillo”, se da una vida de millonario cuando sus ingresos, por la dirigencia partidista y las rentas de locales de su propiedad, son de un clasemediero bien pagado.
El columnista Ricardo Alemán en su Itinerario Político de Milenio informó que semanariamente viaja desde 2015, en tan solo los primeros 10 meses de este año ha realizado 70 vuelos redondos a Atlanta, Georgia, donde residen su esposa y tres hijos.
El Universal publicó ayer un extenso reportaje de la casa en la que vive en una zona residencial que da a un lago y paga una de las mejores escuelas de la zona.
Sólo para mantenerla allá con esos lujos requiere gastar 4 millones y medio de pesos al año y en su declaración 3de3 reportó ingresos anuales de un millón 158 mil 133 pesos y sumado a lo de su esposa, la familia recibe 2 millones 600 mil pesos.
Ayer se presentó en televisión al programa de Carlos Loret para afirmar que tiene documentos y papeles que explican el origen de sus recursos, con lo cuales no convenció.
La conclusión es que ahora tendrá que pasarse las siguientes semanas y meses explicando la razón para que su familia viva en Estados Unidos y de dónde sale tanto dinero para mantener esa vida lujosa que se da un dirigente político que pregona honestidad.
Tendrá que dejar en un segundo plano los llamados a la unidad panista, de la que es responsable.
El Cerillo no aprendió que se puede esconder la mano con la que se roba, pero jamás con la que se gasta.
Y aún sueña con ser el candidato presidencial.
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Twitter @fercrisanto
Facebook: Fernando Alberto Crisanto
