En un discurso reciente, el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon mencionó “Hagamos todo lo necesario para asegurar que las políticas, los programas, las directrices y las tecnologías del siglo XXI estén al alcance de las personas con discapacidad y tengan en cuenta sus perspectivas y experiencias”. Y, efectivamente, este tema debe ser de gran prioridad para todos los gobiernos, para la sociedad civil y en general, para toda la ciudadanía, ya que actualmente, de acuerdo con el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud, existen 1000 millones de personas en el mundo con alguna discapacidad. En México, de acuerdo con el INEGI, las personas que tienen algún tipo de discapacidad son 5 millones 739 mil 270, aproximadamente el 5.1 % de la población total. Sin embargo, de este porcentaje de población, 2.6 % o aproximadamente 2 millones 900 mil mujeres tienen algún tipo de discapacidad. La situación de las mujeres y la discapacidad en México no es simplemente un tema de cifras, ya que las mujeres con discapacidad se enfrentan a grandes dificultades tanto en la esfera pública como en la privada. De estas dos esferas la más visibilizada es la pública, ya que se puede ver en el aspecto laboral, educativo, de salud, etc.; sin embargo, la más dolorosa y muchas veces la más difícil es la esfera privada, ya que las mujeres con discapacidad experimentan una discriminación por partida doble; primero, por tener alguna discapacidad y, segundo, porque pueden estar expuestas a violencia por motivos de género aún en su familia, a abusos sexuales por parte de algún familiar, abandono, malos tratos y, muchas veces, explotación.
Cuántas veces no hemos visto a mujeres con alguna discapacidad pidiendo dinero en las calles arriesgando su vida, cuántas veces no hemos conocido o sabido de alguna mujer que se encuentra en su casa con tantas ganas por realizar alguna actividad pero que la tratan como alguien que no podría hacerlas, cuántas veces hemos visto que las mujeres, y también los hombres, con alguna discapacidad no pueden transitar libremente, con plena confianza y seguridad de que nada les vaya a pasar en las calles pues no se implementan las políticas adecuadas para que tengan una mejor calidad de vida. Para México, el 03 de diciembre no sólo debe ser un día para recordar que existen millones de mujeres y hombres en México que requieren atención, sino también para realizar, analizar y, en su caso, mejorar las políticas públicas destinadas para todas y todos aquellos ciudadanos en esta situación. Sólo por mencionar algunos datos: en temas de salud las mujeres, más que los hombres, tienen alguna discapacidad ocasionada por enfermedad; en educación sólo el 36.5 % de niñas con discapacidad asisten a la escuela en México y en América Latina el 42 % logra terminar la primaria; laboralmente, solamente 2 de cada 10 mujeres con discapacidad cuentan con un puesto de trabajo y; en el tema familiar, de cada 100 mujeres 30 no tienen hijos pero 18 tienen nueve o más hijos. Es importante que el tema de las mujeres y la discapacidad continúe siendo un tema imprescindible en la generación de políticas públicas, pues para México no sólo representa el cumplir con uno de los Objetivos del Milenio estipulados por la ONU, sino mejorar los niveles de desarrollo humano de la población en general. Finalmente, me gustaría exhortar, que todas y todos aquellos que estemos interesad@s en el tema nos unamos a la Red Internacional de Mujeres con Discapacidad, pues la misión de la Red es proponer que las mujeres con discapacidad compartan sus conocimientos y experiencias, mejoren su capacidad para hacer valer sus derechos y, al mismo tiempo, se empoderen.
La discapacidad muchas veces no es física, sino de voluntad; si no les damos oportunidades a nuestras mujeres de demostrar todo lo que pueden hacer, nosotras y nosotros mismos estamos impidiendo un mejor desarrollo para nosotr@s mismos y para nuestras comunidades.