La paternidad temprana hace que los jóvenes tengan trayectorias de vida menos exitosas e impacta en la estabilidad de sus uniones, advirtió la investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), Marta Mier y Terán.
En el marco del Día Internacional de la Juventud, que se este 12 de agosto, la especialista explicó que la maternidad temprana se considera antes de los 18 años de edad y la paternidad antes de los 20 años.
Luego de una investigación realizada a través de las trayectorias de vida de personas de 12 a 42 años de edad, indicó que al convertirse en padres, los jóvenes eligen entre las opciones que tienen a su alcance.
“Si son escasas en cuanto a educación de calidad y empleo digno, pues entonces la alternativa de formar una familia es atractiva: un niño es vital, fuente de satisfacción afectiva y favorece la consolidación de la pareja”, consideró.
En ese sentido, refirió que si permanecieran más tiempo en la escuela, valorarían otro tipo de campos como desarrollar un proyecto de vida persona y no sólo familiar.
En un comunicado, recordó que en su investigación algunas mujeres declararon desear un hijo para tener compañía, por la sensación de soledad ante una sociedad que les ofrece pocas oportunidades y limita sus posibilidades de contar con un proyecto de vida a mediano y largo plazos.
Señaló que socialmente hay aceptación y valoración de la familia, la pareja y la paternidad, pues tradicionalmente el rol de la familia ha sido apoyar a los jóvenes en la decisión de iniciar su propio hogar.
Ante las condiciones de creciente inestabilidad laboral, es cada vez más frecuente que la pareja recién formada permanezca en casa de los padres.
Especificó que en zonas rurales es más común que se queden en la del varón, y en las urbanas, en la de ella; “entonces, se generan dinámicas que actúan en detrimento de la autonomía”.
El efecto negativo de la paternidad temprana en los varones es igual, independientemente de su generación y sector social, pero no ocurre así con las mujeres, aclaró Mier y Terán.
Explicó que en el caso de las mujeres, se debe considerar la generación y sector socioeconómico al que pertenecen, por ejemplo, si su estrato es alto, logran recuperarse y no tener la trayectoria más desfavorable.
“En las de sectores bajos la pobre escolaridad limita sus oportunidades laborales, al tiempo que tienen grandes demandas de trabajo doméstico y de cuidados asociados a un mayor número de hijos, situaciones que se acentúan por la falta de apoyo de una pareja estable”, puntualizó.
Información:Notimex