Martes, 23 Abril 2024
Miércoles, 04 Octubre 2017 10:12

La gente Educada-creen-no es corrupta.

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Columna El  Meollo del Asunto.

Por: Daniel Valles.

 

En México desde siempre se ha educado a las juventudes y a toda persona que quiere educarse. No todas las juventudes han tenido acceso a la educación. Esa es otra cosa.

 

Este hecho no quiere decir que los ineducados, iletrados o faltos de educación, que eran la mayoría hasta hace un par de generaciones sean quienes generan la gran corrupción que vivimos a diario.

 

Es cierto, muchas son partícipes, sí. Pero al mismo tiempo son víctimas de quienes están educados y ocupan las posiciones desde donde se lanza la corrupción a gran escala. Las de mando y poder. Desde donde operan.

 

Son necesarias. Son quienes coparticipan con ellos en esta actividad. De otro modo estarían de alguna forma en el crimen organizado o ejerciendo otro tipo de corrupción. Como la informal, por ejemplo.

 

La corrupción a la que los empresarios se están refiriendo y “exigen” termine, es a la que todos vemos y es obvia. A la de los gobiernos. De los partidos políticos. A la de la gente educada. A la que comente los “mejores” hombres y las “mejores” mujeres. Segmento del cuál los empresarios forman parte y hasta son socios.

 

Es verdad que así como hay funcionarios y gobernantes que no son corruptos, de la misma forma hay empresarios que tampoco lo son. No generalizaré. Sería un error grave.

 

Es cierto que la educación coadyuvaría para que los índices de corrupción disminuyeran en el país. Porque forma. Pero también deforma.

 

La educación es el elemento necesario para el combate a la corrupción. Sin embargo el factor educación, al que le llamaré “el qué, no es el problema principal que tenemos.

 

Ahora, ¿de qué tipo de educación se está hablando? ¿Formal o informal? A eso llamaré: “el cómo. Porque ahí está El Meollo del Asunto.

 

Considere por un momento. Es la gente educada la que nos tiene metidos en el pantano de la corrupción en el que estamos. Se trata de personas que han asistido a las mejores escuelas, no solo de México sino del mundo. Gente con doctorados y maestrías.

 

Nombrarlos o citarlos es inútil y sin sentido. Sus nombres y fotografías están en los medios todos los días. Son gobernadores de estados, diputados, senadores, presidentes municipales, regidores, rectores de universidades, curas, periodistas, secretarios y secretarias de estado. Los “mejores hombres y las mejores mujeres”.

 

También son los ingenieros y empresarios de todo tipo. Jueces y  magistrados honorables. Amas de casas, padres de familia, feministas, conservadores, “liberalios”, científicos, arquitectos, ingenieros, directoras de escuelas, etcétera. Es la gente bien. “Gente educada, la gente bonita”. Como le dicen.

 

“El qué” o el educar no es la solución final. Sino el “con qué”. Qué tipo de educación es la que se tiene que llevar a los estudiantes de todos los niveles educativos.

 

Pero, ¿solo con los estudiantes apá? ¿Qué de la gente que ya no irá más a los colegios, a las universidades, etc?

 

A esos también hay que educar o re-educar.

 

Para combatir de manera integral la corrupción que existe entre la gente hay que llegar a toda la población. Se debe transformar una cultura que ha enseñado que quien no tranza no avanza. Un concepto que se llevan en el “ADN” de la siquis y de la cultura de los mexicanos.

 

Después de 19-S es difícil que se pretenda ocultar lo anterior. Que la gente educada no es corrupta. Que solo los gobernantes lo son.

 

Tenemos edificios nuevos con tan solo 5 años de haber sido terminados, que se cayeron durante el sismo pasado por la mala calidad de los materiales que se usaron para edificarlos.

 

Una escuela, la Rébsamen, que se convirtió en la tumba para alumnos y personal por el abuso que su directora tuvo al construir pisos encima de los existentes cuando ya no debía, en contubernio con la autoridad.

 

La corrupción demanda de al menos dos personas para que se dé. La corruptora y la corrompida. Con su acción, ambas destruyen, rebajan, pudren, distorsionan, adulteran todo lo que tocan y que es objeto del hecho corrupto.

 

La corrupción demanda secrecía, asociación, complicidad. Todo producto de una decisión para satisfacer el ego y los deseos personalísimos de las personas corruptas que se desbordan y son incontrolables.

 

Nada es más poderoso y fuerte que la voluntad humana. Albert Einstein afirmó que ésta, “la voluntad humana, es una fuerza motriz. Más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica”. Cuánta razón tenía el científico.

 

La voluntad por obtener lo deseado de manera pronta, rápida y con el mínimo esfuerzo, es lo que lleva a la persona corrupta a actuar de la forma que lo hacer. De manera corrupta.

 

Concupiscencia es el nombre de tal pasión desordenada. Entonces, hay que educar a la gente a domar y controlar sus pasiones. A tener auto-gobierno o auto-control. Lo que es más difícil de lograr que poner a una persona en la Luna. Pero el hombre ya fue a la Luna.

 

Sí es cierto, hay que educar. Sí, en verdad hay que llevar la educación a toda la población, a toda la gente. A estudiantes y también a no estudiantes. A hombres y mujeres por igual. A la gente “bonita”.

 

El combate a la corrupción es labor de toda la ciudadanía. Sobre todo la que está harta de la corrupción. De la que se ha asqueado ante tanta muestra de ella después del sismo del 19-S.

 

Mucha de esa gente corrupta debe hacer un verdadero acto de arrepentimiento y dejar de serlo en su vida diaria. Cruzar las calles por donde se debe. No tirar basura. No meterse en las filas. Dejar de buscar la “palanca” o al coyote. A la secretaria del jefe que por una torta agiliza todo.

 

¿Con qué educar? ¿Con valores? Con principios absolutos. Porque son iguales para todos. Esto es labor de todos. No tan solo del gobierno.

 

No es algo que se le ha de exigir únicamente a las autoridades, es algo que “la gente bonita y educada” debe de promover y apoyar en sus empresas. En el hogar. Hacer uso de recursos de todo tipo, sobre todo económicos, para que la corrupción se pueda controlar, para que se logre el propósito de educar, pero a toda la gente. Así los índices de corrupción que nos agobian dejen disminuyan.

 

¿Querrán pasar de la exigencia a la cooperación? Ahí El Meollo del Asunto.

Twitter: @elmeoyodlasunto

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Web: www.danielvallesperiodista.com

 

Daniel Valles

Periodista @ELMEOYODLASUNTO

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