IMPORTANCIA: “El futbol es lo más importante de lo menos importante”. Esta frase, atribuida al italiano Arrigo Sacchi y/o al argentino Jorge Valdano, aunque prevalece en términos deportivos, está siendo rebasada por la realidad económica de su entorno. George Tawlon Manneh Oppong Ousman Weah es considerado uno de los mejores futbolistas africanos de todos los tiempos, estrella del Paris Saint Germain, ganó el Balón de Oro en 1995. Después de retirarse del fútbol, se involucró activamente en la política en su país de origen, Liberia, y se convirtió en el presidente de Liberia en 2018.
Es un presidente con alto sentido humanitario y, al menos hasta ahora, se distingue por conducir a Liberia por un camino de democracia ampliamente aceptado.
Su hijo Timothy Tarpeh Weah es hoy seleccionado por los Estados Unidos y miembro destacado del equipo que en los últimos tiempos ha
superado a México.
La historia de George Weah es un ejemplo de hasta donde el fútbol puede influir en la economía de un país Roger Milla, Camerunés, posee el récord mundial de ser el jugador de mayor edad (42) en marcar un gol en un campeonato mundial, en Estados Unidos 1994.
Con él, el fútbol ayudó a mejorar sustancialmente la economía de Camerún y, de hecho, inició la etapa de la interrelación del futbol y su conexión con otras actividades económicas.
Como Liberia y Camerún, el resto del mundo ha posicionado al futbol como parte del sector terciario de la economía, el de los servicios que, por sí mismo, merece análisis y reconocimiento.
De acuerdo con el trabajo realizado por “Euromericas Sport Marketing” en base a los datos y estimaciones surgidas en la última década, “el negocio del fútbol es la 12o economía del mundo, con un volumen de negocios estimado en 700.000 millones de dólares anuales y con 400 millones de jugadores pertenecientes 2.5 millones de equipos afiliados en forma directa o indirecta a la FIFA”. Todos gastan, como jugadores o como aficionados y todos contribuyen al fortalecimiento del sector.
De hecho, más del 40% de las personas de 16 años o más en los principales núcleos de población de todo el mundo se consideran interesadas o muy interesadas en seguir el fútbol, más que ningún otro deporte.
Países que hasta hace dos décadas no se distinguían por su afición al deporte del balompié, lo han incorporado y es hoy una actividad deportiva y económica con un importante aporte al PIB, otros, como el caso de Argentina, se ven beneficiados en su
Producto Nacional Bruto (que incluye la generación de recursos proveniente del exterior) gracias a la venta de jugadores y a la mercadotecnia en torno a ellos.
Como algo impensable tan solo hace 10 años, el 31% de los estadounidenses se declaran aficionados al fútbol, un máximo histórico, según una encuesta de Gallup (que sí hace encuestas creíbles) de 2019. En la última temporada de la MLS se rompió el récord de asistencia a los estadios de la liga con una afluencia -y su correspondiente gasto- de más de 10 millones de aficionados, con precios de entrada que oscilan entre los 88 y los 250 dólares. La liga mexicana tiene un promedio de 2,3 millones de asistentes por torneo (4.6 millones por temporada anual)
PESO ECONÓMICO: Con esta evolución, el sector que se beneficia directamente es el de los servicios, principalmente de entretenimiento y difusión, como restaurantes, bares, casinos, prensa y televisión; mientras que el de la manufactura, en el rubro textil ocupa el segundo lugar en recibir ganancias. El peso del futbol en la economía de algunos países alcanza el 54% del total del sector servicios y contribuye directamente al turismo, al empleo y al comercio.
La industria agropecuaria es otro de los beneficiarios indirectos, pues está relacionada con la elaboración de alimentos y bebidas que requieren insumos como maíz, cebada, carne y frijoles, entre otros.
La participación de un equipo en la Copa del Mundo proporciona una exposición global al país. Los partidos de fútbol se transmiten a nivel mundial, lo que permite mostrar la cultura, el turismo y los recursos del anfitrión a una audiencia masiva. Esto despierta el interés de inversores, turistas y empresas extranjeras, lo que potencialmente impacta positivamente en la economía a largo plazo.
El éxito de una selección y el desempeño destacado de algún jugador en particular genera un gran interés y atrae la atención de los aficionados al fútbol de todo el mundo. Esto incrementa la llegada de turistas al país, ya sea durante un torneo o en los años posteriores.
Los turistas interesados en el fútbol podrían haber visitado el país para conocer más sobre un equipo y su cultura futbolística, o sobre la casa o el museo de un jugador destacado (Pelé, Maradona, Milla, Weah) lo que habría generado ingresos en el sector turístico y promovido la economía local.
El éxito y la visibilidad de algún jugador en un torneo de interés mundial, abre oportunidades para los jugadores locales en clubes extranjeros. La transferencia de jugadores de algún país a ligas internacionales puede generar ingresos a través de las tarifas de transferencia y contratos, y también promover el desarrollo de habilidades y talento en el país, por el efecto demostración que conlleva.
En el aspecto anímico se genera el fomento (o rechazo) del patriotismo y la unidad. El éxito o fracaso de un equipo denominado “nacional” en una Copa del Mundo, en los Juegos Olímpicos o en torneos regionales, puede tener un efecto positivo en el orgullo y la identidad nacional de aficionados.
Esto puede estimular (o deprimir) el sentimiento de unidad y solidaridad, lo que a su vez puede generar un impacto positivo (o negativo) en la cohesión social y en la economía
en general. Estas externalidades son cada vez mayores y se puede
contrastar el canto de la afición del Liverpool: “You ́ll Never Walk Alone” (“Tú nunca caminarás Solo”) con el grito homofóbico (para los moralejos hipócritas de la FIFA) de los (seudo) aficionados de México, o los gritos racistas en Europa. Ambos generan efectos positivos o negativos en la economía futbolera
DE FONDO: Stefan Szymanski, profesor de economía deportiva en la Universidad de Michigan y ha escrito varios libros sobre el tema, incluyendo "Porque el fútbol importa" y "Dinero y fútbol: el costo de ver el juego bello". Puntualiza que el fútbol puede ser utilizado como una herramienta para el cambio social y económico. Muchos programas de fútbol juvenil y organizaciones benéficas han utilizado el fútbol como una forma de fomentar la educación, la salud y el desarrollo económico en comunidades marginadas. Por cierto, al respecto, la FIFA implementó un programa para ello, que dio lugar a desvíos y corruptelas de los que hablaremos en otra ocasión. ¿Les recuerda a nuestros “programas sociales”?
DE FORMA: Sol y sombra; así como la economía tiene ciclos económicos, auges y crisis, el futbol, como parte importante de ellas, los disfruta y los padece. La Copa Mundial de Fútbol de 2014 tuvo un efecto positivo en la economía brasileña, ya que atrajo a muchos turistas y generó una gran cantidad de ingresos para el país. Según el Ministerio de Turismo de Brasil, el evento generó más de 70.000 millones de reales (unos 20.000 millones de dólares) en ingresos, aunque la percepción social fue en sentido contrario, por la distribución de las ganancias.
En el lado opuesto, La actual crisis económica de Argentina que inició en 2018, ha tenido un impacto negativo en el fútbol del país. Varios clubes de fútbol argentinos han tenido problemas para pagar los salarios de sus jugadores debido a la inflación y la devaluación de la moneda. Además, el aumento de los precios de los billetes para los partidos ha llevado a una disminución en la asistencia a los estadios.
DEFORME: El control del fútbol, sus éxitos, sus fracasos y, lo más grave, desviaciones y corrupciones con repercusión internacional está en manos de un solo organismo que se ha convertido en un botín: La FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociación). fue fundada en 1904 con el objetivo de promover y desarrollar el fútbol en todo el mundo, estableciendo estándares, reglas y regulaciones para su práctica. A lo largo de los años, la FIFA y sus Confederaciones han operado, a veces en forma gangsteril, para unificar y organizar el deporte a nivel internacional. La FIFA tiene el poder omnímodo de establecer y hacer cumplir las reglas del juego, así como de tomar decisiones en temas relacionados con el fútbol, como la asignación de las sedes de los torneos y la gestión de los derechos de transmisión.
Su autoridad y control sobre el fútbol mundial se basan en su posición como la máxima autoridad en este deporte, respaldada por la participación y afiliación de las asociaciones nacionales de fútbol de todo el mundo. Esa sí es, querido Mario Vargas Llosa... La Dictadura Perfecta.