Columna Diálogos en el Infierno
Por Pepe Zenteno
Los competidores de las próximas elecciones no han comprendido que el escenario electoral será muy distinto, inédito. La pandemia por el COVID-19 lo cambiará todo, hasta la manera de hacer campaña y de ganar elecciones. Creer que para el verano del 2021 habrá una vacuna o un tratamiento y que la vida volverá a ser como era antes, equivale a comprar un billete de lotería esperando pagar una hipoteca. Los efectos de la pandemia van a extenderse durante algunos años y eso tendrá implicaciones en la manera en que los candidatos se comunican con los ciudadanos, se posicionan, intentan persuadirlos, conforman sus listas de simpatizantes y movilizan a sus votantes.
En la columna de la semana pasada hablé de los factores que determinarán el resultado de las próximas elecciones:
- La aprobación del presidente de la República
- La aprobación del gobierno federal, así como de los gobiernos estatales y municipales, en especial los emanados de MORENA
- Los costos políticos derivados de la pandemia, si los paga el gobierno federal o los gobiernos locales
- Los candidatos de MORENA quienes deberán enfrentarse al escrutinio público sin el manto protector de AMLO, porque el presidente no estará en la boleta
- La estrategia de la oposición, si los partidos compiten en bloque o se dividen
- El papel de las organizaciones civiles y los movimientos anti AMLO
- La participación electoral que estará impulsada por la enorme cantidad de cargos locales que se renovarán en esas elecciones. Hemos observado que una mayor participación ciudadana en las elecciones afecta al partido en el poder, aunque eso puede cambiar en tiempos de la 4ª t.
El peso de cada factor en la ecuación cambiará en cada estado, incluso en cada municipio. En los estados donde se elegirá gobernador será más importante la aprobación del gobierno estatal y el perfil del candidato de MORENA. En los estados donde solo se elegirán presidentes municipales y diputados federales, la evaluación del presidente de la República, de los ayuntamientos en funciones y del gobierno federal, así como los candidatos de MORENA a presidentes municipales de los municipios más poblados, serán factores más determinantes.
Sabemos que la competencia se librará en un escenario diferente debido a los efectos de la pandemia. En este terreno cuyo elemento distintivo será el distanciamiento social obligatorio, las estrategias de campaña deberán de adaptarse e incluso adelantarse para conseguir el propósito de ganar en las próximas elecciones.
Las redes sociales ya eran muy importantes antes del COVID-19, ahora serán definitivas. El peso de las campañas descansará 60% en las plataformas digitales, 25% en los medios electrónicos tradicionales como la radio y la televisión, y solo 15% en las actividades a nivel de tierra. La apuesta por construir campañas ganadoras debe hacerse desde ahora, en medio de la jornada de “sana distancia” que nos impone el quedarnos en casa. Los aspirantes a una candidatura que más pronto comiencen a adaptar sus estrategias a estas nuevas condiciones tendrán una ventaja frente a quienes apuesten por un esquema tradicional en espera de que el coronavirus les permita operar.
Quien se adapte más rápido y sea capaz de innovar las formas de hacer campaña logrará sobrevivir al desafío que nos impone el distanciamiento social. Existen múltiples recursos que se han utilizado en el pasado:
- Entrevistas en radio y televisión
- Publicidad estática en carteleras, lonas y bardas
- Listas de distribución de mensajes vía Whats App
- Campañas de crecimiento de seguidores en Facebook y Twitter
- Campañas de posicionamiento vía telefónica
- Producción y difusión de videos en plataformas digitales, entre muchas otras.
Ahora se trata de modificar las prioridades y canalizar más tiempo y recursos a los medios que mejor se adaptan al distanciamiento social. En esta nueva forma de hacer campaña la tecnología y la creatividad son factores esenciales para el éxito. La pandemia está abriendo un espacio de exigencia para la innovación que no necesariamente encarecerá a las campañas, incluso las hará más baratas.
Sé que muchos políticos tienen dudas de dar el salto, ellos tardarán más tiempo en adaptarse y cuando lo consigan puede ser tarde.
El liderazgo político será más virtual que real. El reto para los estrategas de campaña, publicistas, diseñadores y productores es crear la percepción, en un ecosistema digital, de atributos como cercanía, honestidad, compromiso, trabajo, preparación, capacidad, entre otros. Será la primera ocasión que votaremos por candidatos que nadie o muy pocos hayan visto personalmente en campaña. Incluso, puede ser la oportunidad para el surgimiento de nuevos liderazgos que con poca o ninguna carrera política previa, irrumpan en el escenario para ganar elecciones.
Esta nueva normalidad social ocasionada por la pandemia también producirá una nueva normalidad democrática. Aun no sabemos si será para bien, esto es, si se ampliarán los espacios de participación libre y con apego al Estado de Derecho, si las elecciones serán limpias o si los partidos abrirán espacios para nuevos liderazgos que representen las nuevas aspiraciones sociales.
Mucho se va a escribir en los próximos meses sobre los efectos del COVID-19 en los procesos electorales y en la democracia. Hay que observar con atención lo que ocurrirá en las elecciones de los Estados Unidos el próximo mes de noviembre. Será una fuente de aprendizaje esencial para afinar las estrategias de nuestras campañas en México.