Practicar actividad física contrarresta los efectos adversos del envejecimiento, dijo el director médico del Hospital de Especialidades del IMSS en Jalisco, Jorge Alberto Romano Romero.
“Sobre todo en lo que respecta a elasticidad, fuerza y resistencia, es apenas uno de los múltiples beneficios que la práctica periódica de actividad física abona al organismo”, recalcó el experto en Medicina Física y Rehabilitación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Añadió que si bien el paso del tiempo afecta la condición física de las personas, es innegable que en la actualidad, este deterioro aparece a edades más tempranas debido a la automatización de muchos procesos.
“Nuestro problema empezó con el control remoto, con la automatización de muchas cosas porque a través de eso nos movemos menos”, puntualizó.
Indicó que no es infrecuente encontrarse con personas jóvenes que al subir, por ejemplo, una escalera, o correr una distancia mínima, evidencian agotamiento.
“Llegan, como se dice coloquialmente, ‘bofeados’ y eso se debe a su sedentarismo, sumado a otros hábitos higiénico-dietéticos, pero sobre todo a la falta de actividad física”, comentó.
Recomendó ejercitarse tres veces por semana como mínimo, optando por actividades que impliquen trabajo cardiovascular. Una simple caminata a una velocidad más alta que la utilizada habitualmente para desplazarse, y sostener ese ritmo por arriba de 20 minutos, es una alternativa para lograr una buena reserva funcional.
Detalló que la actividad aeróbica al promover un latido cardiaco acelerado, desencadena toda una serie de efectos benéficos que inician con el aumento de la circulación sanguínea, lo que a su vez favorece la formación de más redes por las que pasa la sangre aumentando la oxigenación del organismo.
Recordó que la función principal de la sangre es transportar el oxígeno y un organismo bien oxigenado es más resistente a situaciones adversas como enfermedades y lesiones por ejemplo.
Comentó que el ejercicio periódico antes de los 30 años puede ser un gusto, pero pasada esta edad debe ser una obligación, debido a que es a partir de la tercera década cuando el envejecimiento empieza a ser más acelerado, manifestándose en aspectos para muchos imperceptibles.
“Lo primero que vamos perdiendo con la edad es elasticidad, luego fuerza y luego resistencia, nos cansamos más. Mucha gente dice ‘es que las escaleras ya están más pesadas’. No, lo que pasa es que el cansancio es más fácil porque entramos a una sociedad del confort”, en que la automatización de muchas actividades es la constante.
Así, la clave es una práctica de ejercicio periódica, de por lo menos 20 minutos tres veces a la semana, sin dejar pasar más de 72 horas de inactividad porque esto ‘borra la memoria’ del organismo en este renglón y se pierde lo que se había ganado en acondicionamiento físico y en la ya mencionada reserva funcional.
Por otra parte, tener la sana costumbre de ejercitarse contribuye también a aminorar la pérdida de coordinación, la cual es especialmente evidente a partir de la sexta década de la vida, concluyó.
Información: Notimex