Ante el incremento en la incidencia de obesidad en México, investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) encontraron que hay factores biológicos y ambientales que influyen en la prevalencia de este problema.
Al hablar sobre el tema, la integrante de la Asociación Mexicana de Diabetes, Angélica Palacios, destacó la importancia de hacer conciencia sobre dichos factores, ya que a pesar de implementar programas para contrarrestar el problema, la obesidad y el sobrepeso van en aumento.
Al ofrecer una conferencia en el auditorio Fernando Ocaranza de la Facultad de Medicina, recordó que en México se sufre una doble carga de mala nutrición, por deficiencia o por exceso, lo que constituye una situación alarmante.
A lo anterior se suma la probabilidad de que una persona sea obesa debido a factores biológicos, entre 30 y 40 por ciento, y el restante 60 o 70 por ciento se deba a situaciones ambientales que pueden modificarse y controlarse.
Palacios recordó que la obesidad por razones bilógicas se debe, en primera instancia, a causas genéticas que parten de los orígenes del ser humano, el cual pasaba largos períodos de hambre, razón por la que el cuerpo se adaptó para ahorrar energía “y por eso tendemos a acumular grasa”.
Pero a este elemento se suman otros factores como la herencia, ya que si ambos padres son obesos, el riesgo de que el hijo sea obeso es de entre 50 y 69 por ciento, por eso es indispensable tomar medidas previo a la concepción.
Además, están los factores biológicos, como las alteraciones endócrinas, por ejemplo, el síndrome de ovarios poliquísticos, hipotiroidismo o resistencia a la insulina.
También hay que considerar los factores ambientales, entre los que se encuentran el estilo de vida sedentario, el trabajo, el transporte, las formas recreativas, los alimentos de alta densidad energética y el consumo basado en hedonismo, más que en la necesidad de alimentarse.
De igual forma están los factores psicológicos, ya que se ha descubierto que 55 por ciento de los individuos con obesidad presentan depresión, lo que deriva en una actitud de no hacer ejercicio y cuidar su alimentación.
Pero el problema no sólo se relaciona con la alimentación, ya que si hay alguna alteración en el estado de ánimo puede presentarse un trastorno de la conducta alimentaria, por lo que es necesario tratar a estos pacientes desde una perspectiva multidisciplinaria.
La especialista añadió que se ha identificado también que la prevalencia de estos problemas es más alta en la mujer, de acuerdo con la región del país o el tipo de localidad donde vive.
Con respecto a la obesidad abdominal, determinada por la circunferencia de la cintura, es en los varones de entre 40 y 79 años de edad en quienes se presenta con más frecuencia, mientras que en ellas inicia de manera más temprana, a partir de los 30.
Angélica Palacios aseveró que el peso saludable es una responsabilidad compartida, y “a los profesionales de la salud les corresponde identificar las problemáticas del paciente, orientarlo y tratarlo de manera integral, mientras que a este último le toca ser proactivo y apegarse al tratamiento para llegar al resultado adecuado”.
Información: Notimex
Imagen: La Vanguardia