El Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI) asegura que la tarea principal de los padres es fijar fronteras, pues dar amor implica brindar afecto y sobre todo establecer reglas que proporcionarán a la familia mayor armonía.
Claudia Sotelo Arias, directora del CEEPI, señala que si se deja que los niños hagan su voluntad, seguramente de adolescentes estarán llenos de frustraciones, y los padres que se van por esta línea de educación les aseguran una adultez poco alentadora desde el punto de vista emocional.
La especialista explica que estos padres de familia carecen de la fuerza para detener la impulsividad de los niños, “y les resulta más fácil ser consecuentes y hacerse de la vista gorda, pero las consecuencias son diversas”.
En un comunicado, refiere que uno de estos resultados es que los pequeños nunca aprenderán a tener autocuidado básico, vivirán sumergidos en el berrinche y serán dependientes de sus padres y de las demás personas que les rodean.
Los niños que carecen de límites, añade, no pueden identificar ni reconocer sus fortalezas ni debilidades; no sólo son difíciles de educar, sino que muestran escaso respeto a sus padres, a figuras de autoridad y no siguen las reglas ni en la casa, escuela o lugares públicos.
El centro de psicología infantil ha detectado el desarrollo de trastornos del sueño y padecimiento de pesadillas en los infantes que no tienen límites, incluso pueden llegar a desarrollar problemas de alimentación por su alta actividad que los lleva a olvidarse de comer.
Además se aíslan, y siendo niños o jóvenes problema son rechazados, no los invitan a fiestas o reuniones porque nadie quiere a un pequeño agresivo en su casa.
Sotelo Arias menciona que cada vez hay más niños con estos síntomas, originados por la culpa que sienten los padres de familia por sus actividades laborales, que tratan de recompensar innecesariamente el tiempo que no les pueden brindar a cambio de no fijarles reglas.
Ante ello, la especialista sugiere tomar en cuenta que los límites permiten a los padres comunicar lo que se espera de sus hijos sin dar lugar a malos entendidos.
“Los padres que fijan límites no caen en contradicciones o dobles mensajes, y la figura paternal o maternal es sólida y la consecuencia es que hay amor y respeto”, señala.
Agrega que los padres organizados son constantes, disciplinados consigo mismos, por encima de todo conocen y creen en la importancia de las reglas, las cuales corrigen, protegen y aseguran el bienestar físico y emocional de los pequeños.
Subraya que los límites son la base del orden, regulan el ir y venir de los niños por la escuela, por la casa, por la vida, pues sin límites los niños son vulnerables, desvalidos y están desarmados ante situaciones desconocidas.
En caso de que este problema sea incontrolable, acota la experta en salud mental de niños y adolescentes, será necesario acudir a la ayuda de los especialistas.
Información: Notimex
Imagen: Nayarit.gob.mx