¿Dónde comienza la degradación de la vida? ¿Dónde comienza la degradación del ser humano? Estas preguntas no están en la mente de la mayoría de las personas. No son de esas preguntas en las que meditamos continuamente. Lo que es más, a este tipo de preguntas difícilmente le prestamos atención durante un día normal de trabajo.
Lo que provocó en mí tales cuestionamientos son las declaraciones de las autoridades tocante al ofrecimiento de vencer al crimen y a la delincuencia. De revertir una ola de violencia y corrupción que azotan todo el país.
Ejemplos tenemos muchos: los delitos y situaciones de violencia que viven actualmente en Sinaloa, Tamaulipas, Edomex, CDMX, Chihuahua, Morelos, Veracruz, Michoacán, Aguascalientes, Sonora, Quintana Roo, Coahuila. Bueno, en casi todo el país.
En México se ha llegado a niveles que organismos internacionales consideran de guerra abierta. La lucha contra el narcotráfico podrá ser la causa o la que uno quiera. Esto es igual a lo que tuvimos con el presidente Calderón.
Cada semana se conoce de diversos asesinatos relacionados con el narco o de ajustes de cuentas. Asesinatos de mujeres, asaltos, violaciones sexuales de niños y niñas, guerras de pandillas, asaltos y muchos otros abusos. Sin contar los casos que por corrupción leemos diariamente en páginas de periódicos y portales de Internet. Los que nos muestran una gran degradación social y vivencial que vivimos en el país.
¿Dónde comienza la degradación de la vida humana? ¿Dónde la degradación de la persona?
Autoridades de todos los niveles ofrecen revertir y derrotar a la criminalidad. Vencer a la delincuencia. Y se aseguran que esto sea percibido por la población en general.
No dudo que el ofrecimiento quiera ser más que una declaración. Lo que es más, lo percibo como un angustioso deseo y que quisieran hacer más de lo que hasta hoy-algunos-han hecho. Pero no saben qué es eso, ni de qué o cómo se trata este mal.
La aceptación pública que los gobernantes hacen sobre estos males que vivimos es patética. Y más su reconocimiento como uno de los principales problemas que han de enfrentar. La ola de criminalidad, corrupción y la inseguridad que vive la nación entera.
Los delitos de alto impacto al primer trimestre de 2017 respecto a la del mismo periodo de años anteriores aumentaron: “29.48% de los homicidios dolosos, de 12.57% de los homicidios culposos, de 19.75% de los secuestros del fuero federal y común, de 29.55% de las extorsiones, de 32.31% de los robos con violencia, de 13.10% de los robos de vehículos, de 3.18% de los robos a casa habitación, de 47.43% de los robos a negocio, de 31.69% de los robos a transeúnte y de 5.74% de las violaciones”. De acuerdo con las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Las leyes sirven, pero no para mucho.
La cultura del respeto a la ley, como sugieren las autoridades de todos los niveles que ha de existir entre la población, debe contender contra otras subculturas o costumbres que están sumamente arraigadas en la vida de la población. Y muchas de éstas son más fuertes.
Los mexicanos contendemos contra:
1.- La cultura de lograr riqueza sin trabajar. Donde todo tipo de corrupción es aceptable y bienvenida. Se recomienda. Es la “manera” en que siempre se ha hecho, dicen.
2.- El logro de placer sin conciencia. Lo que es vil hedonismo. El que está a la alza y provoca un tufo y un hedor a podredumbre Progresista, enorme.
3.- El conocimiento sin carácter o ética situacional. Donde cada quien hace “sus” reglas con base en “el amor”. Que al final resulta en tragedias a montón.
4.- Comercio amoral. Como subproducto del punto anterior. Entonces tenemos todo tipo de abusos, de uso drogas recreativas o destructivas, perversiones sexuales, trata de personas, etc.
5.- Ciencia sin humanidad. Biotecnologías que degradan el valor de la vida humana a la que afirma servir. Subrogación de vientres, eutanasia y otras.
6.- Religión sin sacrificios. Decaimiento de la Fe entre las personas. Cada vez se ve menos gente en las asambleas. El ateísmo ha crecido 4.6 puntos porcentuales desde 1960. De acuerdo al INEGI en su censo del 2010.
7.- Política sin principios. O lo que es lo mismo, falta de respeto a la ley. Donde se hace necesario unn Sistema Nacional Anticorrupción. El que se presume, pero no se tiene funcionando. Y existe por tanta “rata” que hay en el sistema. Se cerró el círculo.
Ghandi se refirió a los puntos anteriores y hoy se conocen como “Los Siete Pecados Capitales de Ghandi”.
Con todos estos siete puntos, modas o subculturas, para el caso es lo mismo, sucede lo mismo que con la mentira, todos luchan entre sí. De hecho, cada una de estas costumbres se deriva de una mentira o de premisas totalmente falsas, pero que por su falta de contundencia y por ser tan flexibles encuentran gran aceptación entre las personas y en “memes” con el nombre de Pablo Cohelo.
La mentira, como diría Aristóteles, “…no está en desacuerdo con la verdad, sino que con mucha frecuencia discute contra otras mentiras.”
La cultura del respeto a la ley requiere de disciplina, de formación de hábitos, de carácter firme en las personas. Y no hay nada que a los seres humanos les disguste más que la disciplina, la formación de hábitos y de carácter. ¿Por qué?
Porque se requiere de esfuerzo y trabajo, porque duele. Y la cultura de hoy, del mundo posmoderno, rechaza todo lo que duela. Aunque sea por su propio bien.
Y eso es, El Meollo del Asunto.
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