El partido recuperó la Presidencia de la República en 2012 y obtuvo su candidato la mayor votación que alguno haya conseguido, pero a quince meses de la elección de su sucesor y la renovación del Congreso federal, el Revolucionario Institucional (PRI) aparece en el tercer lugar de las encuestas de opinión y la unidad y la cohesión que pregonan solo existe en el discurso.
La militancia priista está perdiendo la institucionalidad que fue su fortaleza en el pasado.
Al celebrar su octogésimo octavo aniversario, en un evento discreto y muy controlado el acceso en su sede nacional para evitar reclamos o exabruptos, el Presidente Enrique Peña Nieto advirtió, en un ejercicio que fue más bien un acto de contrición, en el cual él y su equipo con responsables:
“Están resurgiendo las amenazas que representan la parálisis de la derecha, o el salto al vacío de la izquierda demagógica”.
No sólo eso, como si estuviera en su campaña de 2012, ratificó que el PRI sí sabe gobernar, el PRI hará el país que todos soñamos y aceptó: “Entendemos que la popularidad es efímera”, algo que ningún político mexicano sabe mejor que él.
Lo más dramático fue cuando Peña Nieto, ante la élite de su partido, advirtió que el PRI no pactará su derrota en las elecciones federales de 2018, algo que se ha especulado en las últimas semanas y por lo visto ha conseguido generar tantas dudas que personalmente salió a frenarlo en una fecha especial.
Respondió sin mencionarlo a las acusaciones del dirigente nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, sobre la existencia de un acuerdo entre PRI y PAN para frenar su llegada a Los Pinos.
“El PRI es un partido que sabe acordar, que pacta para gobernar y para transformar. Pero que quede bien claro: nunca, pero nunca pactará para dejarse derrotar. Nosotros, los priistas, y está en nuestra genética, siempre salimos a ganar”, si existía la duda se confirmó porque en Puebla los priistas no salieron a ganar en 2015 y la dirigencia nacional lo acepta.
Qué sabe el Presidente que les pidió a sus compañeros de partido actuar con disciplina y sin divisiones internas, para evitar los problemas que enfrentan otros partidos.
“Mientras esos partidos se encaminan a la división, a las pugnas internas o a la demagogia autoritaria, nosotros nos mantenemos cohesionados y con la unidad necesaria para vencer. Hoy, más que nunca, la unidad, la disciplina y la lealtad partidista nos deben distinguir”, subrayó.
El futuro del país, dijo, está presente en todo el territorio nacional desde este año que sólo se disputan tres gubernaturas, Estado de México, Coahuila y Nayarit, y las presidencias municipales de Veracruz.
Más que celebrar un aniversario y mantenerse en el poder, Peña Nieto uso el 4 de marzo para justificar sus decisiones, la más polémica: el gasolinazo.
Por ello señaló a si oposición de oportunista, ignorante y hasta populista por exigir que se mantenga el subsidio al precio de los combustibles. Por ello, explicó “no están listos para gobernar el país”.
Y se fue directo contra derecha e izquierdas “sin distinción de colores, exhibieron su oportunismo político, demandando subsidiar a la gasolina. Con ello, evidenciaron su total desconocimiento de las finanzas públicas, su falta de visión de Estado o simple y llanamente que están dispuestos a sacrificar la estabilidad económica del país para ganarse un aplauso y un respaldo fácil”.
El Presidente mexicano no fue lejos por la respuesta, el panista Ricardo Anaya en Toluca les endilgó ayer un directo “los priistas no tienen vergüenza” y López Obrador en Nayarit preguntó:
“¿Por qué están amenazando que con el triunfo de nuestro movimiento se va a regresar al pasado? Porque están nerviosos. Todo depende de cómo se le quiera ver: antes había en el país trenes, ferrocarril, ahora hay ruina, porque todo lo han entregado a particulares y extranjeros. ¡Claro que (México) quiere regresar al pasado, porque regresará el ferrocarril a varias regiones del país!
“Estamos buscando que se revoque la reforma energética. ¡Claro, debe ponerse a consideración del pueblo, se debe preguntar! Igual y es como antes, y el petróleo se vuelve un recurso natural del pueblo y de la nación”.
Peña Nieto no es el Presidente priista más popular ni lo será de aquí a cuando concluya en noviembre de 2018, su problema es que son los priistas los primeros que lo critican y que no esperan que él y su grupo lleven al PRI a mantener la Presidencia de la República el próximo año.
El PRI celebró 88 años de vida y más que una fiesta, por sus actitudes y el contexto en que lo celebraron, fue el anticipo de un futuro desdichado.
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