Los priistas demostraron el sábado pasado en su XXII Asamblea que lo suyo es el presidencialismo, que acatan a ciegas la línea, y que la cargada es una institución que los distingue y hace únicos.
El Revolucionario Institucional modificó sus documentos básicos y estableció para los aspirantes a cargos de elección popular: tanto priistas como simpatizantes no afiliados podrán contender a convertirse en candidatos, de cara a la elección de 2018. El Presidente Peña Nieto está más fuerte que nunca, llamó a la unidad y dijo que están preparados para lo que viene.
Con los cambios, cualquier ciudadano puede convertirse en candidato en cualquiera de los niveles, incluso a la presidencia.
Los candados que abrieron establecían que para ser candidato se requería: ser ciudadano mexicano en pleno goce de sus derechos políticos, ser militante del partido, no haber sido dirigente, candidato ni militante destacado de partido o asociación política, antagónicos al PRI, mostrar una conducta pública adecuada y no haber sido condenado por delito intencional del orden común o federal y tener al menos 10 años de militancia.
Eso cambió y el resto de los requisitos, siguen vigentes, pero ya no será necesario estar afiliado para poder postularse a una candidatura. Durante la Asamblea Nacional, aprobaron la eliminación del requisito de 10 años de militancia para quienes sí están afiliados al partido. Esa resolución abre la puerta para un mayor número de candidatos jóvenes. El tricolor le dio dulces a su militancia cuando aprobó otorgar 30 por ciento de candidaturas a jóvenes, así como 10 por ciento para indígenas, mientras que está asegurada la paridad de género en la postulación de candidatos. Otra de las propuestas aprobadas fue la de prohibir los “chapulines pluris” al interior del partido. “Quienes sean senadores de la República, diputados federales y locales por el principio de representación proporcional, no podrán ser postulados en la elección consecutiva para el mismo cargo y por la misma vía”, precisó la senadora Graciela Ortiz. También se concedieron nuevas atribuciones a la dirigencia nacional para definir los temas de coalición y se creó una Secretaría Anticorrupción en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN). Los dictámenes aprobados fueron los establecidos en las 5 mesas temáticas realizadas previo a la Asamblea -estatutos, declaración de principios, visión de futuro, ética y rendición de cuentas, y programa de acción- que buscaban establecer las bases de un plan anticorrupción.
El acto fue una verdadera fiesta donde uno de los invitados, no es militante y por lo tanto tampoco delegado, fue el secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña quien fue saludado por los asambleístas y tardó más de una hora en retirarse del Palacio de los Deportes por la larga fila que le formaron los priistas, quienes los felicitaban con euforia y se tomaban la foto.
Otros presidenciables como Osorio Chong optó por salir rápido y algunos más como Aurelio Nuño no le quitó reflectores a Meade y actuó con discreción pero también eran felicitado.
Ese es el PRI combativo de Peña Nieto, quien al rescatar su derecho meta constitucional de designar al candidato presidencial de su partido se compromete a llevar la elección y mantener la Presidencia para los priistas, como ocurrió en el Estado de México.
Peña Nieto regresa con todo y veremos la calidad de operador electoral que es, en el Estado de México como gobernador nunca perdió elecciones ya en Los Pinos los priistas empezaron a entregar mayorías y gubernaturas. Peña viene al rescate.
Pero eso que ocurrió el sábado pasado resultó manchado por la información que se publicó este domingo de que tres ex directivos de la constructora brasileña Odebrecht aseguraron que pagaron “propinas” por 10 millones de dólares a Emilio Lozoya, priista y ex director de Pemex, a cambio de una licitación para la refinería de Tula, en Hidalgo.
El diario brasileño O Globo reveló que documentos obtenidos muestran que a cambio de esa cantidad, la brasileña ganó una licitación de 115 millones de dólares para hacer las obras de terraplén de la refinería ubicada en el estado de Hidalgo.
“Según el ex director de Odebrecht en aquel país, Luis Alberto de Meneses Weyll, los pagos comenzaron en marzo de 2012, cuando Lozoya era uno de los principales integrantes del comité de campaña del actual presidente de México, Enrique Peña Nieto, y se extendieron hasta 2014”.
El diario informó que en 2011, había sido el ahora ex director de la petrolera quien recomendó a Odebrecht que se asociara con una empresa local, la contratista Construcciones Industriales Tapia, para participar en la licitación de la refinería.
Por su parte, el diario español El País informó que la investigación de El Quinto Elemento Lab corresponde tanto a Luis Alberto de Meneses, Luiz Mameri e Hilberto da Silva, ex directivos de Odebrecht que accedieron a colaborar para obtener beneficios en sus condenas.
“Los documentos y testimonios apuntan a que Emilio Lozoya solicitó 4.1 millones de dólares entre abril y noviembre de 2012; los responsables de Odebrecht aseguran que ese pago respondía a una manera de asegurar el favor de alguien que por aquel entonces se situaba como una figura en la campaña del hoy presidente, Enrique Peña Nieto”.
Esa es la realidad del PRI actual, como institución se prepara para ganar las elecciones de 2018, incluida la Presidencia de la República y por otro connotados militantes se baten en la corrupción porque Lozoya hoy no querrá pagarlo solo y como integrante de la campaña presidencial intentará decir que ese dinero fue para ganar las elecciones de 2012.
De ese tamaño el escándalo.
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