Utopía, la tierra de la perfección. Nunca ha sido más que una fantasía. No es posible encontrarla, obtenerla. Lograrla. Algunos seres humanos a través de las edades se han convertido en administradores frenéticos de panaceas. De utopías. Aseguran siempre que lograrán que las personas seamos mejores. Que vivamos en un mundo mejor. Nunca lo han logrado. Menos que sea perdurable. Ni en la corte del Rey Arturo y su “Camelot” fueron perfectos.
El dolor, la pobreza, el barbarismo, la ignorancia, la corrupción, son señales inequívocas de la muerte y destrucción que habita en el mundo real. Donde nosotros estamos viviendo. Muerte que también sufre el planeta. Paulatinamente muere cada día que pasa. Como todos los seres vivos.
Los crímenes y secuestros, los desfalcos a las arcas públicas, violaciones de todo tipo, siguen siendo y serán tema de conversación, de análisis, cuestionamientos, dudas, reclamos y de luto. Como el de las familias de los 43 de Ayotzinapa y otros más. Como las mujeres asesinadas en el Estado de México y Ciudad Juárez. ¿Qué está pasando?
Es la pregunta que cientos de personas se hacen al enterarse de la crueldad y violencia que se nos reporta. De la que nos damos cuenta. Esta pregunta se viene haciendo desde hace décadas en el país. En Ciudad Juárez desde inicios de la década de los noventa del pasado siglo. Cuando una banda, la de “Los Rebeldes”, raptaban mujeres que aparecían muertas, mutiladas y violadas. Cuando proliferaron más de mil pandillas en la Ciudad con un promedio de 40 miembros cada una. Multiplique usted por favor.
Era presidente municipal de nuestra ciudad el extinto y bien recordado e inigualable, Francisco Villareal. Quien nos convocó en una ocasión para tratar de contestar la pregunta; ¿qué está pasando? En la reunión le dije: señor presidente Villarreal, lo que pasa es que la gente no se ha dado cuenta o tal vez ha olvidado que el peral da peras, el olmo no. Y se le ha estado pidiendo peras al olmo.
En mi opinión, eso no ha cambiado y se sigue haciendo así. Por ejemplo; expertos en conducta y educación, los clérigos, pastores, sicólogos, afirman que se “perdieron” los valores y hay que restaurarlos. Pero siempre dicen así. Al menos en los últimos cinco lustros. Y de nuevo nos hablan de “valores”.
Ahora bien; no por el hecho de llamar “valores” a algo serán poseedores de un valor absoluto y universal capaces de transformar una cultura o sociedad. Le presento a continuación seis ejemplos de ellos. Que al forzar su aceptación general, se trastocaron bases o cimientos que han sostenido a la civilización por siglos. Teniendo como consecuencia el que se “produzcan” personas que creyendo hacer lo correcto, o estar sólo “divirtiéndose”, no puedan ver lo peligroso de lo que hacen.
(1) LA DIVERSIDAD: En el SXXI esto significa proteger los valores y formas de vida de subculturas existentes en una sociedad. Respetables per se. No así pragmáticas. Una subcultura puede ser como aquella secta conocida por “La Puerta del Cielo. Sus “valores” radicaban en la castración y en el suicidio masivo. Correcto es que se proteja a las personas que las conforman. Más no lo es la imposición de esos “valores” propios de una subcultura. Tampoco la aceptación forzada de los mismos. Viola la libertad y los derechos humanos de quienes no aceptan tales valores. Cada quién con su creencia y valores.
(2) IGUALDAD: en el mundo postmodernista actual esto equivale a igualdad de términos para ejercer el poder. No se trata de una igualdad en cuanto al trato de una persona a otra. ¿Entonces? Se refiere a cuotas de poder para grupos específicos que son otorgadas. No ganadas mediante medios democráticos, sino por decretos específicos.
(3) TOLERANCIA Y LIBERTAD: Esto significa algo como: el nunca negar o criticar a grupos minoritarios en la sociedad. No importa que sean violadores de mujeres. Que las asesinen salvajemente y adoren a “Belzebú”. Por mí pueden adorar a la deidad que gusten, pero la manifestación pública no debe ser impuesta ni la regla para tolerar y estar “políticamente correctos”. Con base en una mal entendida libertad de expresión, a estos grupos minoritarios se las permite o se les toleran expresiones y manifestaciones que a las mayorías no. Generando discriminación hacia a mayoría. Sí es un derecho humano el expresase con libertad. Pero no por encima del derecho de otros e imponiendo los derechos de una minoría, sólo por serlo. Por algo son minoría, porque no es la regla general. Sin embargo, como todos, es su derecho humano expresarse. Que se haga dentro del mismo contexto que todos. Sin preferencia.
(4) CREATIVIDAD: Se pone énfasis en la construcción del conocimiento y su diversidad. Se estimula en las escuelas a los estudiantes a la creación de nuevos valores. Es importante, especialmente si se promoverán puntos de vista diferentes y diversos. Relativos. No así para los “tradicionales”. Los que son mal visto si se expresan por las personas y asociaciones que pretenden las reformas que se han venido haciendo desde los años 80 del SXX.
(5) LAS EMOCIONES: la protección de las emociones va de la mano con la importancia que se le da hoy a la autoestima. Se cree que cada vez que las emociones de los niños y niñas son alteradas-según enseñó el doctor Benjamín Spock-están siendo deshabilitadas como personas y que se les impone el criterio de quien les enseñe. Por lo mismo buscan no contrariar a los menores. Ni en si hogar, ni en la escuela. El resultado ha sido desastroso; desobediencia, rebeldía, pandillas, violencia. El doctor Benjamín Spock, ya desaparecido, se equivocó rotundamente. Lo que es evidente.
(6) INTUICIÓN: el pensamiento racional ha perdido autoridad como fuente para tratar con las ideas. La corriente modernista suprimió las emociones y ponderó las ideas razonadas. La corriente postmodernista le da más importancia a las emociones que al pensamiento. Resultado: La gente dice: “to siento”. Ya no dice Yo pienso. Concluyendo primero que: “si se siente bien, hazlo”. Más tarde cambió a: “Sólo hazlo”, “just do it”. En otras palabras, no pienses.
¿Qué pasó? ¿Por qué tanta violencia, secuestros, crímenes, etc.? Ganaron las emociones. Se juega a matar. Todo es lúdico porque se siente bien. ¿Qué ha pasado? Afirmo que tal y como le dije al finado presidente municipal de Ciudad Juárez, señor Francisco Villarreal, la sociedad le sigue pidiendo al olmo, que de peras. Ahí El Meollo del Asunto.
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