Para nadie es noticia el fracaso del Transporte Público en manos del gobierno de la esperanza encabezado por Luis Miguel Barbosa Huerta, el gober rencoroso que gobierna a punta de órdenes de aprehensión.
Y es que luego del tarifazo que nos recetó el gobernador ex priista y es perredista en octubre 2019 donde se incrementó el costo del pasaje en un 47.7% pasando de 6 pesos a 8 y 8.50 pesos so pretexto de mejorar las condiciones de la red de transporte público, resultó un completo fracaso y una grave afectación al bolsillo de los poblanos.
El gober “diferente” prometió una mejora los autobuses y urvan que miles de usuarios utilizan a diario, hasta cámaras de video, internet satelital y demás mentiras con el fin de justificar el golpe contra la economía de los poblanos.
Todo fue mentira, ni se mejoró el transporte, ni hay cámaras y mucho menos conectadas al C5. Incluso, el gober aseguró que regularizaría a los mototaxis de la zona metropolitana de Puebla. Vaya mentira.
Un clavo más en el ataúd del fracaso barbosista en esta materia es el presunto combate de un mal necesario como muchos les conocen y me refiero al combate a los taxis pirata.
En este rubro vale la pena puntualizar que el impresentable Guillermo Aréchiga ex titular de la Secretaría de Movilidad utilizó a los desesperados choferes de taxis piratas para lucrar políticamente con ellos a fin de que votaran por Miguel Barbosa en la elección extraordinaria. Les prometieron regularizarlos para que ya en el gobierno recibieran lo mismo que hemos recibido los poblanos “una patada”.
A más de 2 años de gobierno se pretende tomar acciones con una nueva Ley de Transporte que no es otra cosa que ocultar el rotundo fracaso del gobernador con menos votación en la historia de Puebla.
Ante este fracaso y la ola de corrupción ejercida por su ex secretario de Movilidad Guillermo Aréchiga, no le queda otra cosa que anunciar cambios, prometer, ilusionar, aventar órdenes de aprehensión sin sustento contra funcionarios de las dos administraciones pasadas para ocultar el fiasco de la cuarta transformación en materia de transporte público.
Así se gobierna en Puebla y en materia de Transporte Público no hay excepción. Se gobierna a punta de órdenes de aprehensión para aparentar luchar contra la corrupción mientras los poblanos siguen padeciendo las pésimas condiciones del transporte público, los asaltos, la inseguridad y la mafia de concesionarios empresarios que sólo brincan de sexenio en sexenio prometiendo invertir en sus unidades.
La frustración es tal que necesita desviar los reflectores hacia unos chivos expiatorios para ocultar el fracaso del gober que prometió cambiar las cosas y resultó peor que los anteriores.
Nada se puede esperar del que asegura que la covid-19 se cura con un molito de guajolote.
El poder no es eterno y aquí estaremos cuando nuestro personaje comience su ciclo de desgracia.
Al tiempo.