El amor nunca impide; eso fue lo último que susurraste a mi oído,
no se porque lo creí, corrí el riesgo, no desistí.
Siempre pensé que vencería, siento haber perdido el rumbo.
El tiempo ha sido despiadado, marco un rumbo extraño,
casi misterioso, me llevo a un lugar donde el sol se oculta a capricho,
donde el llanto solo es ahogado por tu recuerdo,
el terrible recuerdo de lo que esperaba de ti.
Siempre me pareciste atractiva, tus ojos grandes
con esa mirada tan profunda, ese cabello negro
y lacio como cortina nocturna; eras perfecta para mi.
El amor cambia la vida de quien lo tiene,
de quien lo vive, siempre fui juzgado por amarte,
fui advertido, pero aún así acepte el regalo que me diste,
ese del que hoy escribo.
Siempre me he identificado con aquellos, que sin importar
las consecuencias aman con todas sus fuerzas, Tal como yo lo hice contigo,
aunque sabía que no permaneceríamos unidos por siempre.
Casi siempre tu calidez me acompaña durante el día,
aunque acepto que me encantaría verte,
volver a tener esa sensación que me embriagaba y llegaba a emocionarme.
Me imagine tu amante, aunque de alguna manera lo soy,
Porque aun sueño contigo, con tu cuerpo desnudo,
tocándolo, estrechándolo. ¡Ah! Es tan real que despierto
en el medio de la noche con tu olor en mis sabanas.
Recuerdo todo, recuerdo cada instante que vivimos,
cada noche juntos, cada madrugada sin control…
llovía, el cielo estaba muy oscuro,
se avecinaba una gran tormenta,
no solo en la ciudad.
¿Se puede volver a atrás el tiempo? Tal vez no,
pero me gustaría hacerlo, me gustaría decirte que,
cambiaste mi vida para siempre y que para siempre te querré.
Lamento con todo mi corazón no poder decirlo,
pero te prometo que algún día, nuestras almas se unirán una vez más.
De la misma manera que el sol y la luna se unen en un apasionado eclipse.
Imagen de: Archivo Internet