Columna El Meollo del Asunto.
Por: Daniel Valles.
Septiembre es un mes lleno de fechas significativas para los mexicanos. Principalmente las que tienen que ver con el inicio y consumación de la independencia mexicana.
También la de “Los niños héroes” y la de los sismos. Tanto el de 1985 como el de 2019. Ambos, me tocó vivirlos de cerca.
El primero a la distancia. Poca. Se sintió en Guadalajara, donde me encontraba. Y el de hace dos años, en la Ciudad de México, en el Aeropuerto Internacional.
Como a mucha gente, ambos dos sismos me afectaron en proyectos que en su momento estaba trabajando. En el 85, uno que giraba alrededor del mundial de Fútbol.
En el 2017, el movimiento destruyó gran parte de los edificios del municipio de Jojutla, en Morelos, donde iniciaba la capacitación de personal del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, con el programa Pro Integridad, Avanza Sin Tranza.
En ambos casos, tuve que suspender actividades por las desgracias personales y materiales que se sufrieron.
En ambos sucesos se evidenció no solamente la solidaridad de la población en general, sino la gran corrupción que ocultaban algunas de las construcciones que se cayeron por el movimiento de la tierra.
Los daños materiales causados por el gran terremoto del 85 se calcularon en unos 8 mil millones de dólares, y se estima que casi un millón de personas se vieron obligadas a dejar sus hogares.
Pero una cifra en la que autoridades, especialistas, testigos, medios y público en general jamás han logrado ponerse de acuerdo, es el número total de muertos.
Una de las primeras cifras oficiales la brindó el Registro Civil de la Ciudad de México, que contabilizó 3 mil 692 fallecimientos durante el 19 y el 20 de septiembre de 1985; según este recuento, fueron mil 899 mujeres y mil 785 hombres quienes perdieron la vida durante el terremoto. https://www.milenio.com/cultura/cuantos-muertos-causo-el-terremoto-de-1985
Varios libros fijan la cifra en 10 mil muertos; la Cruz Roja Mexicana hablaba de 15 mil fallecidos; en sus memorias, el entonces embajador estadunidense John Gavin afirmó que durante el sismo y los días siguientes murieron cerca de 20 mil personas, y las agencias periodísticas estimaron entre 10 y 30 mil personas muertas.
Finalmente, está la cifra del Servicio Sismológico Nacional, que sostiene que hubo alrededor de 40 mil muertos y que cerca de 4 mil personas fueron rescatadas con vida de entre los escombros. https://www.milenio.com/cultura/cuantos-muertos-causo-el-terremoto-de-1985
Se dice que el de 1985, es la peor tragedia sucedida en la historia del país.
En 2017, fue un sismo de intensidad 7.1 con epicentro en la zona limítrofe entre Puebla y Morelos.
Dejó 369 víctimas mortales, miles de damnificados y cuantiosos daños materiales en edificios públicos, así como en inmuebles comerciales y particulares.
“El colapso del edificio Álvaro Obregón 286, durante el sismo del 19 de septiembre del 2017, les costó la vida a 49 personas.
Las familias de cinco de ellos creen que el inmueble no se derrumbó a causa del temblor, sino por hechos de corrupción y siguen un proceso penal para establecer quiénes son los responsables.
Los administradores de la inmobiliaria ofrecieron un acuerdo reparatorio a las 49 familias. A la fecha, 45 aceptaron y fueron compensadas con 930 mil pesos cada una”. (Excelsior, 19/09/2019)
Aunque no de las mismas proporciones, por los daños, la corrupción que se evidenció también y se dice que fue la principal causa para tanta desgracia que hasta la fecha se vive en ambos casos.
La corrupción se identifica como una expresión y quizá la causa de los principales males de los países.
Se ha buscado responsabilizar a otros hechos de los padecimientos. Como en Colombia. Que culpan a las guerrillas del atraso y la pobreza. De la violencia, sin embargo hoy, casi sin guerrilla, la mayoría de los problemas siguen igual por causa de la corrupción, la desigualdad y la ausencia de justicia.
La corrupción en ese país en el que acabo de estar participando en jornadas en contra de la corrupción es altísima. Les cuesta 50 billones de pesos anuales.
Al igual que en México, en aquél país se hacen esfuerzos por cambiar una práctica que está arraigada en la cultura. “La Coima” o “Mordida”.
Y sucede igual que en México, declaran un éxito relativo contra ese problema que se requieren para que se dé se requieren al menos dos personas partícipes.
Cambiar las costumbres o los valores morales de un pueblo lleva mucho tiempo. Es más fácil cambiar las gastronómicas. Ponerse a dieta. Hacer ejercicio, etc.
Y es que todo lo que toca a la cultura ética del ser humano es a largo plazo.
La corrupción exige soluciones a la altura de su complejidad e inmediatez debe abarcar cambios en las estructuras políticas, económicas, sociales, legales, culturales...
Se trata de crear todo en sistema de convivencia que forme una corriente, una inercia que rompa la consigna, el que no tranza no avanza.
Creo que sería posible si al menos la mitad de la gente en el país transforma este marco de referencia mediante una decisión de manera voluntaria, meditada, libre, consciente, que le genere hábitos para no participar en la corrupción que en todas partes existe y se da. Esta es la premisa principal del Programa Nacional Pro Integridad, Avanza Sin Tranza.
Creo que entonces sería posible cambiar el marco de referencia de la corrupción mexicana y podríamos decir; avanza sin tranza.
Ahí El Meollo de todo el asunto.