Ayer, aproximadamente 80 transportistas poblanos que pretendían ingresar a la Ciudad de México estacionaron sus unidades en la caseta de San Marcos, sobre la Autopista México-Puebla, debido al doble Hoy no Circula.
Con ello afectaron el acceso a la capital -miles de personas y empresas perdieron tiempo y dinero- desde las 7 de la mañana hasta después de las 17 horas, cuando levantaron la contingencia ambiental Fase 1.
Pasó la contingencia, pero los daños al medio ambiente no se detienen en la zona urbana más grande e influyente social, económica y políticamente del país.
Los transportistas no bloquearon permanentemente la circulación y colocaron mantas de protesta contra las autoridades por la calidad de los combustibles de Pemex y contra la negativa para que lleven sus productos a los mercados capitalinos. “No nos dejan entrar a la Ciudad de México porque se aplicó el doble Hoy No Circula, queremos entrar, pero estamos parados acá”, indicó Pedro Carmona Zamora, delegado de la Confederación Nacional de Transportistas Mexicanos (Conatram) al diario Reforma. Pero el daño económico estaba hecho para quienes trasladaban perecederos, lo que de inmediato encareció los alimentos.
Ese es un problema, hay otros peores por la contaminación ambiental.
Por ejemplo, en un lapso de dos semanas las enfermedades respiratorias aumentaron entre 8 y 10 por ciento como consecuencia de la contaminación, informó el secretario de Salud de la Ciudad de México, Armando Ahued. “Es un tema de emergencia porque la contaminación ha alcanzado niveles que ya tienen afectaciones a la salud y a la vida de las personas. Es importante, aunque tengamos que sacrificarnos -por el doble no circula- es en beneficio de todos, del aire que respiramos en la Ciudad”, explicó sin que necesariamente lo escuchen. Van más de 25 años del “Hoy no Circula” y la situación no ha mejorado.
Técnicamente los contaminantes que más afectan son el ozono y las Partículas Suspendidas PM10 y PM2.5 porque son los que se concentran en mayores niveles en las zonas urbanas, señaló el funcionario en una mesa de trabajo con la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa. Los daños físicos por la contaminación son conocidos por la mayoría y aumentan en estos días: Enrojecimiento de ojos, ardor de garganta, cansancio, alergias, rinitis y estornudos destacan entre algunos de los padecimientos ocasionados por los contaminantes. El funcionario citó un estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud Pública de 2013, el cual arrojó que en dos años murieron mil 200 personas en la Ciudad de México por la contaminación. Además, señaló que datos del Instituto de Paramétrica y Evaluación de Salud los cuales revelaron de 1990 a 2013 incrementó la tasa de mortalidad atribuible a la contaminación en un 19 por ciento. Actualmente con la colaboración de la Escuela Pública de Harvard y el Centro de Estudios de la Atmósfera de la UNAM, se construye la evidencia científica de los daños a la salud por la contaminación. Distintas voces advierten que las medidas tomadas ante las contingencias por las autoridades federales y el gobierno de la Ciudad de México no son eficaces para resolver un problema que tiene décadas. El diputado del Partido Humanista, Jimeno Huanosta, señaló que las autoridades están “errando el camino” pues no son los automóviles los principales generadores de partículas PM10, sino la industria. La diputada de Morena, María Eugenia Lozano, respaldó a Huanosta al comentar que estudios de la UNAM mencionan que el incremento de la contaminación está relacionada con la industria, más no
con los automóviles. Agregó: “vemos a partir del martes y miércoles que estuvieron los dobles Hoy No Circula que hay pocos vehículos particulares, pero hay una gran parte de tráileres, de camiones de carga, de camiones que vienen circulando sin placas y que están contaminando en gran cantidad”.
Como nunca antes las autoridades mexicanas tienen en sus manos una bomba de tiempo, el aire envenenado lo respiran todos los habitantes de la zona y quienes por distintas razones van con frecuencia a la Ciudad de México.
El problema no es nuevo y en ocasiones los políticos recurren a pegar curitas ante un cáncer que crece y amenaza la salud y la vida de miles de personas.
Hasta ahora con las medidas de mediano y largo plazo anunciadas por el gobierno federal no se ve cómo puedan cambiar la degradante realidad, y las que toma el gobierno de la capital sólo sirven para evitar que se profundice la crisis que hoy enfrentan.
No hay políticas ambientales que adviertan que esta realidad cambiará.
Los estados que conformamos la Megalópolis, incluido Puebla, no están exentos del problema que de una u otra forma nos afecta y es una advertencia que obliga a tomar medidas de fondo si queremos que nuestros hijos respiren aire más limpio y no veneno.
El tema es delicado y la gente está cada día más molesta.
Las políticas ambientales aplicadas en casi tres décadas simplemente no sirvieron y por ello las contingencias son una amenaza permanente. ¿Hasta cuándo?
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