Hace unos días en la entrega del Quinto Informe de gobierno, la secretaria de gobernación afirmó que “el documento suma los anhelos, las acciones, los resultados. Es el espíritu del humanismo mexicano, del proyecto de país que estamos impulsando para transformar, con un ejercicio honrado, honesto, sin corrupción”.
El espíritu del mal llamado humanismo mexicano, ese proyecto de país que prometieron impulsar para transformar, con un ejercicio honesto, honrado y sin corrupción, demostró que ni es honesto, ni es honrado y sí es muy corrupto.
La honestidad valiente que se prometió terminó siendo una corrupción familiar y de cuotas, entre cuates.
La honradez que se prometió se desnudó por casos más escandalosos que la casa blanca, con la casa gris de José Ramón, con los sobres amarillos de Pío, con los contratos obscuros de Felipa, con los cuates de Andrés y con los sobreprecios de sus obras preferidas.
La transformación, es lo más escandaloso en casos de corrupción, como SEGALMEX, Sembrando Vida y los millonarios contratos que han recibido familiares y cuates del presidente.
Estamos en el desgobierno de la simulación.
Lo mismo entregan obras inconclusas, violan la ley apoyando a sus precandidatos y destinan recursos para manipular artificialmente la conversación digital.
Se simula que hay debate, libertades y democracia, pero se sabe y se vive, la realidad del fracaso.
La cuarta transformación se convirtió en la transformación de cuarta.