menos, contrario a lo que se creía de atenderse a tiempo es curable, resaltó la académica de la Facultad de Medicina de la UNAM, Lorena Lammoglia Ordiales.
La lepra, conocida también como enfermedad de Hansen, es un padecimiento infeccioso crónico que afecta la piel y los nervios y lo causa el bacilo ácido alcohol-resistente Mycobacterium leprae, explicó la especialista en un comunicado de la UNAM
La académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) detalló que existen dos tipos de lepra: la lepromatosa y la tuberculoide, cuyas características son diferentes y su reacción y producción de micobacterias (bacterias aerobias y no móviles) son distintas.
La enfermedad no es fácil de contraer, pues se requiere de un contacto íntimo y prolongado; además se transmite a través de un paciente enfermo y no todos los contagiados pueden infectar a alguien más, indicó Lammoglia Ordiales.
“Las vías principales de transferencia son las mucosas y la piel”, indicó la especialista, quien mencionó que el diagnóstico temprano y el tratamiento con poliquimioterapia (dos o más medicamentos combinados) son indispensables para detener la enfermedad.
Las sustancias para tratar este padecimiento son dapsona, rifampicina y clofazimina, cuya ingesta debe ser supervisada por un médico, mencionó la también investigadora del Hospital General Dr. Manuel Gea González.
La académica indicó que hace más de 30 años se pronosticaba que para 2000 no habría más casos; sin embargo, esto no se logra todavía, pero su reducción es considerable.
Lammoglia Ordiales expuso que ahora se conoce el genoma de la lepra, así como qué proteínas interactúan con el ser humano, lo que es muy probable que conduzcan a su erradicación en los próximos 20 años.
Algunos síntomas de la enfermedad son la aparición en algunos casos de manchas sin coloración y sus lesiones no tienen sensibilidad, no hay sudoración y se pierde el vello corporal en la zona afectada.
“Es importante que los centros de salud tengan medicamentos disponibles, pues algunos han experimentado contratiempos por falta de recursos”, señaló la especialista.
“Además, la atención implica acudir al hogar del afectado a fin de revisar a sus familiares y verificar que no estén contaminados”, agregó.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda seguir el tratamiento hasta por dos años si se trata de la variedad lepromatosa y durante seis meses si es la tuberculoide.
Información:Notimex