La escritura terapéutica nace de la propia necesidad de expresar y reconocer aquellos sentimientos que nos siguen haciendo daño y que tenemos que superar. De esta manera, la escritura es capaz de hacer que saquemos fuera de nosotros dichos sentimientos, para que les podamos dar nombre y aceptarlos.
Justamente por esto se ha descubierto que la escritura utilizada de forma terapéutica posee en sí misma una serie de beneficios que ayudan a mejorar la salud de las personas y su estado anímico, como veremos más adelante. Así, deja de ser considerada como una autoayuda más para convertirse en una herramienta muy positiva para nuestro bienestar individual.
Escritura terapéutica, ¿qué es?
En la mente global todos tenemos la idea de lo que significa ‘escritura terapéutica’: es aquel acto voluntario de escritura en el que el único fin es dejar que un pasado o un presente doloroso deje de serlo. En este sentido, debemos escribir sin limitaciones y sabiéndolo que nadie va a juzgarnos por nada porque es una práctica íntima y personal.
De igual forma, si lo que queremos es escribir buscando un bienestar lo que menos debería importarnos es el cómo esté escrito. El plano estético queda relegado a un segundo plano: la escritura terapéutica exige más sentir que pensar, dejarse llevar y enfrentarse al papel sin miedo alguno.
Beneficios de la escritura terapéutica
Ahora que sabemos en qué consiste, veámos cuáles son todos esos puntos positivos que defienden algunos estudios y que nos puede aportar la escritura terapéutica. Dentro de la rama de la psicología son varias las corrientes, como el psicoanálisis o la logoterapia, que han apoyado los siguientes beneficios:
-Puede mejorar trastornos de ánimo. Lo cierto es que si seguimos las pautas que indica la escritura terapéutica deberíamos poder sentir una mejoría anímica después de llevarlo a cabo: en el caso de no ser así, es que no lo estamos realizando correctamente. La escritura terapéutica debe huir de aquel ‘regodearse’ en los propios pensamientos negativos, dado que el fin no es seguir culpándose o lastimándose por aquello que nos afecta.
-Reduce las visitas al médico. El miedo a las enfermedades muchas veces llegan a absorbernos tanto que podemos, incluso, llegar a pensar que padecemos hipocondriasis. La mayoría de veces que pensamos que nos ocurre algo malo, nos equivocamos y simplemente se encuentra en nuestra mente. La escritura terapéutica ayuda a sacar a la luz los miedos para afrontarlos y ver si de verdad pueden ser reales o no.
-Mejora la memoria. Todos nosotros tenemos una historia interior, una especie de ‘minimundo’ que llevamos dentro y que nos hace ser quienes somos. Está demostrado que la escritura terapéutica nos ayuda a exponer esta historia sobre el papel para ver cuál ha sido nuestro camino, dónde estamos y dónde queremos llegar. Al recordar los acontecimientos que nos marcan, ejercitamos la memoria y nos permitimos reconocer cosas que, quizá, antes se nos habían pasado por alto.
-Ordena ideas y disminuye la sensación de ansiedad: el lenguaje en sí mismo es caótico, por lo que el lenguaje interno puede llegar a ser incluso un laberinto. La escritura terapéutica nos asiste cuando tenemos que ordenar nuestras ideas y disminuye la sensación de ansiedad que tal desorden puede provocar.
-Nos ayuda a desahogarnos. Uno de los motivos que más lleva a la gente a escribir es justo este: desahogarse. No es bueno quedarse con nada dentro, sobre todo aquellas veces en las que los obstáculos nos desvían de las metas que tenemos. De hecho cualquier negatividad anímica es perniciosa para nuestra salud, pudiendo convertirse en dolores de cabeza y de espalda fuertes, tensiones en el cuello…
Para saber más sobre este tema, recomendamos consultar el libro: Practicando la escritura terapéutica, con ejercicios para el desarrollo de la actividad.
Información:lamenteesmaravillosa.com