La talla y estatura bajas en los niños pueden ser un signo de alerta para valorar su salud, ya que son indicativos de desnutrición, anemia y afecciones renales o cardiacas.
También pueden deberse a padecimientos gastrointestinales, respiratorios, hormonales y de depresión o ansiedad, entre otros, advirtió la especialista del Departamento de Endocrinología del Hospital Infantil de México “Federico Gómez”, Patricia Medina Bravo.
En entrevista, la doctora expuso que la etapa de la niñez es clave para detectar esas enfermedades a través de la somatometría (medición de peso, talla, altura e índice de masa corporal, entre otros).
Dichos datos deben ser comparados con una serie de medidas estandarizadas con base en la edad del menor, y si por algún motivo no coinciden, es necesario encontrar la razón.
Señaló que en 70 por ciento de las personas la estatura está relacionada con factores genéticos, pero no por ello “el niño deber ser necesariamente bajito por tener padres de baja estatura”.
Se requiere hacer la medición correspondiente mínimo cada seis meses a partir del nacimiento del menor de edad a fin de, con ello, identificar posibles problemas en la velocidad del crecimiento, subrayó.
Medina Bravo refirió que la desnutrición es la complicación más común entre los infantes y a nivel mundial por presentar medidas por debajo de los cálculos establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Datos de la última Encuesta Nacional de Salud revelan que 13.6 por ciento de la población de entre cero y seis años de edad muestra bajo peso, con una mayor incidencia en la región sureste del país.
Otros riesgos frecuentes son alteraciones en la glándula de tiroides y de la hormona del crecimiento, comentó la endocrinóloga, al referir que uno de cada dos mil 500 recién nacidos sufren hipotiroidismo congénito.
De ahí la importancia de tener una vigilancia en el desarrollo de los niños para detectar de manera temprana los riesgos o complicaciones metabólicas y de crecimiento, insistió.
Por ello, recomendó realizar un control mensual durante los primeros 12 meses de vida y el siguiente año debe hacerse cada tres meses. La revisión es semestral después de los dos años de edad y hasta la adolescencia.
En el caso de las adolescentes, indicó Medina Bravo, las pruebas de medición se extiende dos años después de su primera menstruación.
La especialista añadió que los menores con mediciones por arriba de las establecidas pueden tener problemas de sobrepeso u obesidad, por lo que es indispensable someterlos a una revisión médica.
Información:Notimex
Imagen: Club Madres